21 de mayo de 2020

Autores infravalorados: Antonio Velasco, ¿un genio olvidado?

Inauguro, alternándola con mi sección habitual de "Bandas infravaloradas" esta nueva sección que quiero dedicar a hablar de autores también infravalorados y/o olvidados por gran parte del público cofrade, autores cuya calidad y/o aportaciones a nuestra música, no gozan de un reconocimiento acorde.

Genio. Palabra que según el diccionario de la RAE, en su cuarta acepción, significa "capacidad mental extraordinaria para crear o inventar cosas nuevas y admirables". Es una palabra que deriva del latín "genius" y que a su vez, en su raíz, encontramos ese gen- que tiene que ver con la creación y el origen.
En la mitología romana, los genios eran deidades menores, guías y protectores de cada individuo, que además eran los que influían en sus respectivas vidas, en la forma de ser, los logros y capacidades.
De ahí que hoy genio sea una palabra que usamos tanto para referirnos a unas características personales (decimos de una persona "qué genio tiene" cuando tiene "pronto") como también para referirnos a personas realmente talentosas, especialmente en la creación artística.

Y cuántas veces habremos oído y/o leído, en música cofrade, usarse indiscriminadamente la palabra "genio" para referirse a compositores de la preferencia de cada uno. Dicen aquello de "Fulanito es un genio" o "Setanito es un genio", cuando a lo mejor, Fulanito la única aportación que ha hecho a la música cofrade sea copiar tal cual músicas más propias de Andy & Lucas o La Húngara, o Setanito ha imitado (cuando no copiado literalmente) las formas y la música del cine de Hollywood.
Muchas veces se usa esa palabra pero pocos compositores son dignos de merecer ese calificativo, número que se reduce mucho más cuando nos adentramos en los géneros de "paso de Cristo".
Y, por su aportación a ambos géneros, tanto Agrupación Musical como Cornetas y Tambores, tal vez sea el autor que nos ocupa, uno de esos pocos elegidos.

Hablo de Antonio Velasco Rodríguez, autor del que comparto la misma opinión que Antonio Amodeo cuando se refiere a él como uno de los tres definidores del género de las Agrupaciones Musicales, junto al Subteniente Martín (Eritaña) y Manuel Rodríguez (Arahal). Pero no solo al mundo de las Agrupaciones se reduce la aportación de este compositor.
Ya de entrada observamos esa especie de olvido hacia su figura, pues su propia trayectoria es desconocida para muchos e incluso él mismo no parece ser una persona dada a ello. Nacido en Sevilla en 1965, Antonio Velasco ya comparte de entrada esa característica común a muchos genios como es cierta precocidad, pues pronto aparece vinculado a la música cofrade y contando con apenas 13 años ya aparece fechada su primera marcha, Jesús Cautivo, la marcha más antigua de los géneros de "pasocristo" dedicada a la Hermandad de Santa Genoveva, siendo marcha de Agrupación y que fuera grabada por la antigua Banda de las Angustias, de la Hermandad de los Gitanos de Sevilla.
Al parecer, en dicha banda de las Angustias se iniciaría, pasando luego por Jesús Despojado/Virgen de los Reyes, periodo en el que autor y banda se alimentaron recíprocamente pues aquí es donde Antonio Velasco podríamos decir que maduró y comenzaría a revolucionar el género, mientras que la banda a su vez se colocó en la vanguardia de la música procesional y adquirió gran parte del prestigio y fama que hoy le precede gracias a la obra de este autor, tanto en el campo de la adaptación como el de la creación propia. Tras Virgen de los Reyes al parecer estuvo un tiempo en la dirección musical de la Banda de Cornetas y Tambores del Sol de Sevilla, componiendo por entonces también para este género, y luego, hasta donde creo recordar, también tuvo algo que ver con la dirección de la histórica AM Mixta Plaza de Roma de Montequinto y con alguna banda de Castilleja y, ya a finales de los 90, dirigiendo la extinta Agrupación de la Hermandad de la Paz de Sevilla.
Y así, hasta aquí lo que se sabe "públicamente" de este autor, siendo su última marcha conocida de 2007 y retirado voluntariamente de la primera línea de la música cofrade, aunque no dejándola de lado del todo, pues al parecer trabaja como productor discográfico de la firma Pasarela.

Pero, ¿por qué considerar a Antonio Velasco como un autor infravalorado? Máxime incluso cuando la propia persona es la que ha decidido por sí misma no ser una figura pública y activa en el mundillo, al menos en lo que a composición refiere.
Bien, partamos de lo principal: de la obra completa de Antonio Velasco para bandas cofrades (36 marchas según la base de datos de la web "Marchas de Cristo"), ¿cuántas marchas sería capaz el cofrade medio de citar de este autor? ¿2? ¿3? ¿4 como mucho? Para un gran porcentaje de cofrades, Antonio Velasco se reduce a ser "el que hizo Consuelo gitano", sin duda alguna su obra más destacada y la única más ampliamente difundida, mientras el resto de marchas algunas se debaten entre ser marchas relleno, otras han quedado para ser marchas para bandas principiantes y otras están en el más absoluto olvido cuando no duermen el sueño de los justos en algún cajón, a pesar de ser su producción de gran calidad y, en su momento, bastante revolucionarias.
Así encontramos que de dicha producción solo se están tocando escasas marchas. Composiciones como Cristo de los Favores o Cristo de los Gitanos, marchas que serían grandes clásicos y que no llegan a la decena las bandas que las mantengan en sus repertorios. Virgen de la Luz, una lección de cómo se puede hacer una buena marcha letífica para una Agrupación Musical y que ni en su propia banda de origen (la hoy Agrupación Virgen de los Reyes) tiene la difusión que merecería por su calidad si se compara a grandes hits sobreexplotados en la actualidad por dicha banda. Sagradas Vestiduras que ya no es que no esté valorada por su propio género originario (el de Agrupación Musical) sino que está hasta más usada su adaptación para Cornetas y Tambores y usada para llenar repertorios de bandas juveniles o en sus inicios. En cambio Pilatos a Jesús o Penas de Triana, dos grandísimas marchas para Cornetas y Tambores y buenos exponentes del mejor estilo Presentación, se pierden como marchas relleno en repertorios de sobreagudos, flamenko, "barcos" y tubulares de las bandas que siguen la corriente presentacionera actual. Y, hablando de tubulares, Santa Marta, de las primeras, si no la primera marcha en usar dicho instrumento y marcha adelantadísima a su tiempo pues es de las pocas marchas de sello "serio" casi "fúnebre" en el estilo de CCTT, ahora que está esa moda de las campanitas, en cambio, no se toca nada.

Y si eso pasa con las marchas que medio permanecen, qué decir de las que prácticamente han desaparecido del mapa y ninguna banda, al menos que un servidor conozca, las toque: marchas como Tercera Caída, las marchas de aquel disco de "La Pasión" que grabara la Agrupación de la Paz de Sevilla (y que grabado por otra banda de más nombre sería considerado pieza de culto), etc. Baste señalar dos ejemplos para afear a la música cofrade cómo se trata la obra de este autor:
-El primero, que una Agrupación que siempre ha apostado por la calidad musical como es la Redención de Córdoba tenga el dudoso honor de poderse permitir no haber ni estrenado una marcha del maestro (llamada La Redención de Cristo) privándonos a muchos amantes de esta música de saber cómo es esta pieza desconocida.
-El segundo, que, tras varios años desterradas de esa Hermandad, cuando una Agrupación Musical ha vuelto a acompañar a la imagen del Cautivo de Santa Genoveva, siendo ésta la Pasión de Linares, no solo no se han dignado en recuperar la que es la más antigua marcha de "pasocristo" dedicada a dicha Hermandad, Jesús Cautivo, y que compuso Antonio Velasco, sino que para completar la broma deciden que es mejor adaptar una marcha ajena al género por encima de ésta.

Puedo intuir que al propio Antonio Velasco, una persona humilde y alejada de los egos del mundillo tal y como la describe su amigo y compañero de tantísimos años Antonio Amodeo, tal vez todo esto no le importe. Puede que hasta esta loa a su obra y su persona incluso le resulte excesiva e incluso no le guste. Pero simplemente digamos que lo que se podría buscar escribiendo estas cosas de un autor tan influyente y revolucionador es algo tan simple como poner las cosas en su sitio y que quienes hicieron de la música cofrade algo mejor se les conozca y reconozca como tal, o al menos que, a quienes no lo merezcan, no se les ponga a su altura o hasta por encima.
Antonio Velasco, mucho más que solo Consuelo gitano.

12 de mayo de 2020

De dónde viene la marcha...: La Oración del Huerto

Siguiendo de alguna forma la costumbre de enlazar artículos, mencionaba en el escrito de Jone -y se pudo ver también que está sucediendo con el Ave María- como la historiografía tradicional de la música cofrade, escrita desde un prisma claramente sevillano, había venido difundiendo, e incluso seguía haciéndolo, gran cantidad de datos erróneos que, hoy día, muchos cofrades siguen tomando como ciertos y siguen creyendo incluso cuando alguien trata de contar la verdad. Autorías de marchas, nombres de compositores, dedicatorias, fechas,... cualquier cosa ha sido susceptible de ignorarse, modificarse o magnificarse, inconscientemente unas veces pero conscientemente otras, según interesara o no, de modo que incluso Hermandades presumen en sus redes y portales de marchas que ni de lejos están dedicadas a ellas y algunos llamados "periodistas" siguen repitiendo esos errores en sus programas, artículos y retransmisiones como si vinieran escritos en el Evangelio (y cuídate de corregirlos que si no...), por no decir de libros y escritos todavía considerados obras de referencia para el estudio de la música procesional que siguen perpetuándolos cada vez que alguien intenta buscar información seria sobre el estudio de nuestra música.

Que la música procesional en general necesita todavía de un gran estudio que afronte su historia con plena objetividad y seriedad y la aleje de orígenes mitificados y de esa narración pseudo-poética tan pretenciosa y a veces hasta pedante, es una realidad. Y que son los géneros de bandas para "pasos de Cristo" los que más atrasados están en ese aspecto, más aún.

La marcha de hoy, junto con el resto de co-protagonistas (autor, Hermandad, ciudad, banda de origen), quizás sea de entre las más famosas que podamos encontrar dentro de ese olvido selectivo, si bien en este caso no intencionado, pues el origen de esta marcha no ha sido nunca un misterio oculto. Pero por ello, precisamente, se pone de manifiesto ese "hispalocentrismo" que sufre la historia de la música procesional y lo injusto que se es con algunas de sus obras y autores.

Agripino Lozano Perea
Foto: Diario de Cádiz
Hablamos de la marcha La Oración del Huerto, marcha que la historia ha acabado perpetuando como uno de los grandes clásicos de las Agrupaciones Musicales, y concretamente, de los grandes clásicos legados en los años 80 y 90 por la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús Despojado de sus Vestiduras, hoy Virgen de los Reyes, de Sevilla... Pero no, la marcha, que ha quedado en la memoria además con el erróneo título de "La Oración en el Huerto", objetivamente hablando no podría figurar en esa lista junto a grandes clásicos sí originales de esta banda como Jesús Despojado, Pregonero, Sagradas Vestiduras (que bien podría merecer otro artículo), etc.
Y es que la marcha de la que hablamos tiene un origen distinto y bastantes años anterior. Y para hablar de ese origen, primero deberíamos hablar de su autor, Agripino Lozano Perea. Nacido en una pequeña localidad toledana,Villanueva de Alcardete, en 1928, este manchego músico militar llega a Andalucía, concretamente a San Fernando (Cádiz), en 1948 como integrante de la Banda de Infantería de Marina del Tercio Sur, y en la localidad isleña acabaría asentándose durante su trayectoria musical, prácticamente toda su vida. Aquí, en 1962 funda, junto a José Vacas otro compañero músico de dicho Tercio, la Banda de Música de la Cruz Roja, hoy rebautizada con su nombre ya que ejercería como director de dicha institución isleña entre 1965 y 1982. Esta banda pronto comenzaría a acompañar a diversas cofradías isleñas, estando entre ellas las de la Misericordia y la Oración en el Huerto, ambas con sede en la Parroquia de la Divina Pastora. Para la de la Misericordia compondría el maestro su primera marcha en 1970 y, como explicó él mismo en 1990, fruto de las buenas relaciones con ambas cofradías en 1972 nace la marcha que nos ocupa. Hablamos, pues, de una marcha compuesta para Banda de Música de plantilla completa (vulgo "Banda de palio") y dedicada a una Hermandad de San Fernando, marcha de estructura bastante clásica con su introducción, su tema principal que se repite con la variación de unas llamadas de los metales y su trío final que modula a modo mayor, siendo un tema de corte elegante pero no excesivamente sobrio ni complejo, muy en la línea al tipo de marcha que se venía componiendo en este periodo post-conciliar y de los últimos año de la dictadura e inicio de la Transición.

Pero, ¿cómo llega una marcha de Banda de Música y desde una Semana Santa relativamente lejana a Sevilla y al estilo de Agrupación Musical, máxime cuando la adaptación se realiza y graba algunos años antes de la primera grabación conocida en su género original en 1994? Primeramente, habría que ponernos en contexto: en gran parte de los años 80 y principios de los 90, denostadas y acribilladas por la prensa, las Agrupaciones Musicales parece que como si quisieran paliar esas críticas y justificarse, comenzaron a mirar más hacia un género con mejor prensa como el de las Bandas de Música. En estos años se pudieron escuchar y se grabaron numerosas adaptaciones de marchas como Esperanza Macarena, Hermanos Costaleros, Lloran los Clarines, Cristo de la Presentación,... además de prestarse algunos reconocidos autores a intentar dar lecciones de composición para la música de "pasos de Cristo", entre otros Abel Moreno, Juan Velázquez o Pedro Morales.
En la mayoría de casos, y afortunadamente para nosotros, esos experimentos no funcionaron ni tuvieron mayor recorrido pues, siendo sinceros, eran peces fuera del agua. Pero hubo una banda que se fijó en esta marcha concreta. Como todo el mundo sabe, fue la por entonces llamada Agrupación Musical de Nuestro Padre Jesús Despojado de sus Vestiduras la que realiza y graba en 1988 dicha adaptación, y el por qué lo explicaba Antonio Amodeo hará algunos años en el foro del portal Patrimonio Musical. Según cuenta, Juan Ramírez Tellez, director desde siempre de dicha banda, realizó el servicio militar en San Fernando al mando de Agripino Lozano, a quien habría visto dirigir algunas de sus marchas en la banda del cuartel, siendo a través de un compañero músico de la Banda de las Nieves de Olivares que también sirvió en San Fernando de quien recibirían las partituras para completar el que sería el segundo disco de la Agrupación (La saeta, 1988). Ambos responsables musicales de la banda se fijaron en La Oración del Huerto ya que, por su corte, era una marcha que bien podría parecer hecha expresamente para el género y, de este modo, prácticamente adaptaron la marcha tal cual a la instrumentación de Agrupación, incorporando la voz de corneta y solo suprimiendo el trío que era lo que más sonaba "a palio". El resto es historia.

Portada original manuscrita de la marcha
Foto: Mateo Olaya
Pero, como introducía este texto, dicha historia no ha sido del todo justa con Agripino, con su Banda, con la Hermandad del Huerto y con la Semana Santa isleña en general. Y es que la adaptación funcionó, y acabó funcionando de tal manera que, como mencionábamos, incluso hoy es más reconocida que su versión original, cometiéndose junto a éste otros errores a veces no corregidos.
El primero de todos en su título: la marcha en Agrupación Musical es conocida con el nombre erróneo de "La Oración en el Huerto" y no La Oración del Huerto que es el que figura en la portada de la partitura manuscrita original de 1972 de manos del maestro quien, además, solía firmar éstas adornándolas con un acertado dibujo que él mismo realizaba. Este error que se ha perpetuado tanto que en cualquier repertorio que figure la marcha aparece el título mal escrito (como se puede ver por ejemplo en las webs de dos Agrupaciones sevillanas como Los Gitanos o incluso de la propia Virgen de los Reyes) bien podría deberse a una de las innumerables erratas discográficas que han acabado calando en el imaginario colectivo de la música cofrade (erratas que, por cierto, darían para escribir un libro), ya que en la mencionada primera grabación de Jesús Despojado en el disco "La saeta" (1988) y en grabaciones inmediatamente posteriores (como el disco "Marchas de Semana Santa"de 1990 de la A.M. Remedios de Castilleja de la Cuesta) la marcha sí aparecía con el título correcto, siendo en posteriores grabaciones cuando se modificaría sin criterio alguno, en ocasiones hasta el punto de mutilarlo como es el caso del disco "Gran Poder" (1996) de la Agrupación María Inmaculada de Castilleja de la Cuesta en cuya carátula trasera aparece como "Oración en el Huerto" a secas, sin el artículo determinado inicial.
Detalles de dos guiones de la marcha con
errores en el nombre del autor.
Fotos: Archivo personal
El segundo gran error (errores en plural en este caso) que se ha difundido es respecto al nombre de su autor. Mencionado por las evidentes cuestiones de espacio frecuentemente como A. Lozano en las carátulas de las diferentes grabaciones, no sabemos si es que hay a quien no les gustase o no les sonase comercial el nombre de Agripino pues esa "A." en ocasiones ha mutado a "Antonio Lozano", por no hablar de otras variantes como el "A. Perea" (sin Lozano) con el que figura en el mencionado disco "Gran Poder" de 1996 o el "Agripino Lozano García" de este arreglo de una Agrupación granadina (hasta donde llegan los arreglos que hasta le arreglan el nombre al autor). Y eso cuando a nuestro pobre Agripino Lozano no le han arrebatado la autoría de la marcha para dársela a Antonio Velasco (autor que, según Antonio Amodeo, no participó de esta adaptación en concreto), como se ve en alguna partitura que circula por internet.
Y, finalmente, el típico error cuando una marcha se populariza en Sevilla: la dedicatoria. Y es que, como sucediera (y sigue sucediendo) con marchas como las de Escámez, que la marcha tenga un título tan genérico dedicado a una escena de la Pasión que está representada en una Hermandad de Sevilla, el pensamiento del cofrade medio ha acabado en ocasiones por deducir que, si la marcha "es" de una banda de Sevilla, estará entonces dedicada a una Hermandad de Sevilla, en este caso, la Hermandad de Monte-sión. De hecho, aunque felizmente la Hermandad acabara corrigiendo el error, pero en su propia web oficial llegó a figurar esta marcha en su apartado "Patrimonio musical".

Un viernes, el 28 de diciembre de 2007, fue cuando el maestro Agripino Lozano fallecía. Este andaluz de adopción que se empapó de nuestras costumbres y de nuestra Semana Santa hasta el punto que dejó varias marchas a las cofradías isleñas y que, sin pretenderlo, una de ellas ha perdurado considerada un clásico casi indispensable de otro género, puede que se fuera sin el reconocimiento de esa historiografía de la música procesional que ha tendido a reconocer a sus figuras según su procedencia o el destino de su obra. Pero tal vez ni lo necesitó: nombrado Hijo Adoptivo de San Fernando en 2002, habiendo recibido numerosos reconocimientos y condecoraciones, y habiendo sido despedido con honores tanto en su ciudad adoptiva como en su pueblo natal, teniendo esculturas y nomenclaturas del callejero en su honor y, por supuesto, quedando su nombre para la posteridad de la Semana Santa no solo en sus marchas sino en el nombre de la Banda que ayudó a fundar y dirigió, Agripino recibió el cariño y reconocimiento de los suyos.
No obstante, sirvan estas humildes líneas para intentar reparar, si se pudiera, esta pequeña muesca en su memoria.

11 de mayo de 2020

Bandas infravaloradas: Ángeles de Sevilla, a la sombra de las grandes

A lo largo de las entradas que he ido dedicando a bandas que considero infravaloradas del panorama de la música cofrade, prácticamente todas hasta el momento han tenido una característica en común que a mi juicio además ha ayudado a que no sean justamente valoradas: el, como yo lo llamo, "apellido", el no ser de Sevilla.
Sin embargo, no quiero que se me tache, como usualmente se me tacha desde ciertos sectores de dicha ciudad, de tener "manía" o "envidia" a Sevilla, Dios me libre. Lo que sí es cierto que si uno analiza desde un prisma lo más objetivo que pueda la situación de la música cofrade fácilmente se daría cuenta de que la mayoría de bandas (especialmente de la capital) sevillanas se encuentran en su justa valoración a ojos de los cofrades, cuando no incluso alguna que otra sobrevalorada sirviéndose de nombre y/o historia para tapar claras carencias musicales y poniéndose entre las grandes cuando hay bandas consideradas menores que perfectamente las mejoran.
Pero, ¿todas las bandas de Sevilla están consideradas como corresponde? Como digo la mayoría, no todas, pues existe alguna que otra excepción (pocas quizás), la protagonista de hoy, entre ellas.

Hoy haré mención a la Banda de Cornetas y Tambores de Nuestra Señora de los Ángeles de Sevilla, banda relativamente joven pues tiene sus inicios en 1992 (y por entonces solo como escuela de percusionistas, pues hasta más adelante no incluiría instrumentos de viento) y  cuya silenciosa pero constante evolución, especialmente notoria prácticamente en el último lustro, vengo siguiendo desde hace algún tiempo.

Para quien les escribe, personalmente y de entrada, sin entrar a valorar todavía cuestiones musicales, lo de esta banda es un auténtico meritazo. Hacer funcionar, y no solo funcionar a secas sino hacerlo con un mínimo de decencia, una banda joven y prácticamente independiente, sin apoyo de una Hermandad, en una ciudad como Sevilla, es casi una misión suicida. De hecho solo hay que mirar el panorama actual en el que las bandas sobrevivientes han sido las ya consagradas que, o bien tienen detrás una Hermandad o tienen más del cuarto de siglo de vida o cuando no son consagradas es porque son juveniles de las anteriores, y las no consagradas y más jóvenes bandas suelen ser bandas menores con una calidad bastante cuestionable. El resto de bandas que se han ido fundando en los últimos años que no han cumplido estos preceptos han ido cayendo pues han sido usadas como "bandas escuela", bandas de usar y tirar por ese perfil de músico cofrade joven ansioso de fama y con ganas de pasar todos los días posible por Campana con una banda grande, que han usado a este tipo de bandas para aprender y luego de trampolín para dar ese salto a la "élite".
Junto a Esencia (pero sin gozar de la buena prensa y el marketing del "revival" clásico y purista que se puso de moda como respuesta a esa otra moda de marchas de dudoso gusto y que, junto a la falta de un rival digno -Centuria, que era la única que ofrecía ese estilo, se había acomodado por tener hasta entonces el monopolio del purismo cornetero- fueron de las cosas que, seamos sinceros, ayudó a aupar a dicha banda, con lo cual no quiero decir que sea mala banda, simplemente que a su calidad se añade que los vientos les fueron propicios), la de los Ángeles es la única banda de origen relativamente reciente y que no cumple las condiciones mencionadas que, no solo sigue en pie (de momento) sino que además lo hace ofreciendo una calidad decente. Bastante decente.

Y es que la banda, a pesar de los más que posibles pesares, no solo se ha mantenido sino que ha ido ofreciendo una evolución constante, evolución que en los últimos años, prácticamente desde la entrada en la dirección musical de Alejandro Moreno Rodríguez (autor que pasa bastante desapercibido a pesar de tener buenas marchas en su haber por no ser autor de cabecera de alguna banda grande) se ha acrecentado más. Ello, unido a la filosofía que ha adoptado la banda en cuanto a la hora de elaborar su repertorio se refiere y que difiere (un poco, tampoco en demasía, luego me explico) del dogma de los "estilos" (en "pasocristo", pero especialmente en CCTT, toda banda no grande que se precie se debe adscribir a un "estilo" concreto -trianero, cigarrero, presentacionero, rosariero y, en menor medida, solero- y tomarlo sin excepciones, incluso a la hora de montar marchas propias que sean del "estilo" o de autores de cabecera de la banda "madre", aunque ello signifique sacrificar buenas marchas de otro "estilo", no acudir a otros buenos autores y, por supuesto, renunciar a una personalidad propia) lo que hace que la Banda de los Ángeles tenga algo más de carácter propio respecto a bandas que, aunque la puedan igualar en calidad, acaban sucumbiendo a vender su personalidad.

Los Ángeles ofrece una correcta interpretación de su música, sin llegar a niveles de excelencia, pero con un buen nivel y además sin llegar a las estridencias a las que llegan la gran mayoría de bandas del género que piensan que potencia=calidad (y no solo bandas, gran parte del público llega también a la misma conclusión, habiendo por ahí bandas muy sobrevaloradas solo porque "pitan fuerte"). Y lo hace, además, sin necesitar de ser una banda sobredimensionada, demostrando que se puede tocar bien con no más de 80 músicos. A eso añaden un repertorio bueno en líneas generales, en el que los clásicos de Escámez, Zueco Ramos y Miraut se suman a una buena muestra del clásico Cigarreras, alguna que otra marcha de Presentación destacando Pilatos a Jesús de Antonio Velasco junto a marchas recientes como Y fue azotado aunque con mayor presencia en este apartado de una gran cantidad de marchas de Rosario de Cádiz (siendo la primera banda de Sevilla que incluye este tipo de repertorio) e incluso marchas de bandas como el Despojado de Granada del compositor Ignacio García, del que cuentan además con varios temas propios, un repertorio propio destacable que cuenta con marchas de su mencionado director musical Alejandro Moreno y de otros nombres como Cristóbal López Gándara.

El "pero" que se podría añadir en dicha cuestión es que, como menciono, la banda difiere del dogma de los estilos pero no en demasía, ya que, aunque no lo tome al pie de la letra, la presencia de repertorio "rosariero" supone un gran porcentaje de su música. Aparte de, no sabemos el por qué, negarse a la inclusión de repertorio Triana que posiblemente aportaría algunas marchas de calidad más.
Esa característica ayuda a que la banda no goce de mucha popularidad, lo que se une a cosas ya mencionadas: no es una banda con más del centenar de músicos, no pertenece a una Hermandad que la pueda apoyar y aupar, tampoco goza del favor de la prensa y, lo típico también común a bandas infravaloradas, el cofrade medio toma el tener pasos en Sevilla como medidor de calidad de una banda. Pero es que eso de no tener pasos en Sevilla, para una banda de la propia ciudad, encima se traduce en más que posibles fugas, más o menos numerosas, de componentes cada temporada, por lo que la banda seguramente tendrá el handicap de tener que estar renovándose año a año, enseñando constantemente a nuevos músicos y reformar con ellos las voces para intentar equilibrarse, por lo que, al tener una plantilla corta no solo en número sino también en fidelidad, no goza de la tranquilidad que al respecto pueda tener una banda grande.

A pesar de ello, la banda pareciera sobreponerse bastante bien a cada obstáculo de esta clase que le presentase, no impidiéndole seguir adelante e incluso seguir mejorando y ofreciendo plenas garantías, tal vez no siendo una banda que roce la excelencia que le permita poder entrar en la masificada Semana Santa de su ciudad, en la que ya están tocando, y algunas no todos los días, prácticamente las mejores bandas del panorama, pero eso no quiere decir que no puedan llevar su música a otras localidades y ciudades. Los Ángeles demuestran así que, incluso siendo de Sevilla, la vida de una banda cofrade ni empieza ni termina en dicha Semana Santa. Puede ser una meta a alcanzar, pero no LA meta, la única meta. Porque pensar y dedicar todos los esfuerzos a ello al final trae consigo la insatisfacción, la infelicidad, el no estar contento con lo que se hace, el no valorar tu propio trabajo y el de tus compañeros, y eso finalmente acaba desembocando en el fin. Otras bandas que no lo tuvieron claro y/o que quisieron mirar tan arriba que el sol les cegó porque se creyeron más de lo que eran acabaron desapareciendo incluso sin ser malas bandas... O sus componentes/direcciones acabaron tentados por las grandes y el pez grande comiéndose al chico, como suele suceder.

El trabajo y la satisfacción de realizarlo al final acaba dando frutos y no cabe duda que esta banda, si no se acaba dejando atrapar por el propio "ecosistema" de la música cofrade de su ciudad y sus normas propias, seguirá en la senda correcta y recibirá. El tiempo nos lo dirá, pero de momento podemos contar con que en Sevilla, oculta por las grandes bandas-marca, existe una buena banda a la que también tener presente.

Puntos a resaltar: un "estilo" y filosofía, en parte, diferentes al de la mayoría de Bandas menores del género que optan por ser satélites de las grandes. Repertorio propio que intenta recurrir a autores de calidad, más que por nombres.

En su contra: no ser una banda muy numerosa, no tener mucha historia, ni nombre, ni prensa, ni una Hermandad por detrás que la aupe. Factores que hacen que, dentro de su ciudad, pueda ser considerada la típica banda-escuela/trampolín para ser utilizada en el paso del músico a una grande. Tener difícil el poder optar a un paso en su Semana Santa, algo que, como siempre digo, es tomado como erróneo medidor de calidad.

4 de mayo de 2020

Bandas infravaloradas: Tubamirum de Cañete de las Torres o la buena música que puede haber en los pueblos

Cañete de las Torres es un pequeño pueblito cordobés rodeado de ese típico mar de olivos que empieza a inundar Andalucía cuando te empiezas a acercar a El Carpio por la A-4. Para un servidor es como el polo opuesto de su tierra de nacimiento, pues, mientras mi pueblo es el último pueblo de Córdoba antes de abandonar la provincia en dirección Sevilla, Cañete limita en el lado contrario con Jaén, y de hecho la imagen que tengo de ese pueblo es la de prácticamente mis 31 años de vida viéndolo por la carretera cuando, primero mi familia y con los años yo también, nos dirigíamos a la vecina Porcuna a trabajar en la campaña de la aceituna (es lo que tiene ser hijo de obrero, y orgulloso de serlo).
Cualquiera le resultaría sorprendente pensar que de esta pequeña población viene una de las mejores bandas, si no la mejor, de la provincia de Córdoba. Pero es que Cañete, para Córdoba y cofradieramente hablando, viene a ser una especie de Salteras para Sevilla (otro pueblito dedicado también al olivo, para más paralelismos). Y es que, si Salteras aporta dos grandísimas bandas a la Semana Santa de su capital, hasta el punto de superar en calidad a otras de poblaciones y ciudades más grandes, Cañete hace lo mismo a la Semana Santa cordobesa con la protagonista de la entrada de hoy en esta sección.

Vengo a referirme a la Banda de Música "Tubamirum", formación que toma su nombre de una parte del fragmento de la secuencia del Dies Irae, en la que se habla del Juicio Final, que dice:
"Tuba mirum spargens sonumper sepulcra regionum,coget omnes ante thronum"
O traducido: "La trompeta esparciendo un sonido admirable por los sepulcros de todos los reinos, reunirá a todos ante el trono". Parte a la que algunos compositores en determinadas misas han dedicado una secuencia propia, siendo la más famosa quizás la del Requiem en Re menor de Mozart de donde, más exactamente, la banda toma su nombre.
Una vez conocido este dato trivia, mencionar de la historia de esta banda que se inicia en 1999 surgiendo como Banda de Música del AMPA del Colegio Ramón Hernández Martínez, tomando posteriormente su nombre y viniendo a cubrir el hueco dejado por una extinta Banda Municipal, siendo por lo tanto en estos comienzos una banda con un perfil claramente juvenil buscando inculcar la música desde edades tempranas.
Quizás por eso, y sumado a esa etapa oscura que la "música de palio" vivió entre finales de los 90 y principios de los 2000 y que era la tónica para un gran porcentaje de Bandas de Música, en estos primeros años nos encontramos una banda con un repertorio, cuanto menos, mediocre que bien podría responder al perfil de cualquier banda media que podamos encontrar en cualquier localidad de Andalucía, tal y como quedó reflejado en un primer trabajo discográfico titulado "Entre Varales" (2004) formado en gran parte por este tipo de marchas. Aun así, las cofradías cordobesas pronto comenzarían a interesarse en la joven banda y en pocos años ya se la vería en varias de ellas, ayudando a que la banda creciera.

Y así, afortunadamente para los cofrades en general, cordobeses en particular, Tubamirum no se quedó estancada y, conforme la propia "música de palio" abandonaba poco a poco ese agujero con la puesta en valor de grandes autores y la difusión de marchas y repertorios de calidad, la Banda también lo hacía y lo hacía a la par que también ganaba calidad interpretativa, una evolución que, de hecho, se puede ver en sus siguientes trabajos discográficos.
De esta forma Tubamirum, que empezó desde temprano ganando la confianza de algunas cofradías de la capital, en la actualidad es toda una referencia de la música de Bandas de plantilla completa en la ciudad califal hasta el punto de estar presente en prácticamente todos los días de su Semana Mayor, acompañando, y habiendo acompañado, a Cofradías de gran calado e historia. En este 2020 hubieran acompañado al Amarrado a la Columna de la Hermandad del Huerto el Domingo de Ramos, a la Merced el Lunes Santo, a la Trinidad de la Santa Faz el Martes Santo (completando junto a Pasión de Linares uno de los mejores acompañamientos musicales que pueda tener una cofradía, ya no en Córdoba, sino a nivel regional incluso), el Miércoles Santo a Rocío y Lágrimas del Perdón, el Jueves Santo en la primera salida de la Esperanza del Valle de la Hermandad de la Cena (no pudo tampoco estrenarse en 2019 y tendrá que esperar ya a 2020) y no olvidándonos de que, hasta que a aquella Junta de Gobierno les dio la fiebre pro-costalera y cornetera (eso sí que es otro virus tremendo), fue la Banda que acompañaba con exquisito gusto al portentoso grupo escultórico de las Angustias que tallara Juan de Mesa.

Como mencionamos, la Banda con los años ha ganado calidad interpretativa, pudiéndose decir que se miran en parte en el espejo de una banda como el Carmen de Salteras (no obstante un ex-Salteras como José Manuel Toscano tiene mucha relación con la banda cañetera) uniéndose a ello un buen repertorio, bastante exquisito y con bastante presencia de marchas cordobesas, si bien no librándose de algún que otro garbanzo negro (Córdoba es Córdoba, qué le vamos a hacer), haciendo por ello que la Banda sea bastante versátil aunque quizás se sienta más cómoda en el registro cuando acompañan a palios de cofradías de "capa" pero elegantes, no sé si me explico (no quisiera ofender metiendo una comparativa, pero no es lo mismo una Hermandad como la Merced o la Cena, de barrio pero sin perder seriedad ni buen gusto, a una como la Paz y Esperanza que...bueno, ya sabemos cómo es). Si bien, no es desdeñable tampoco el repertorio serio/fúnebre que despliegan tras el Amarrado a la Columna desmontando absolutamente el tópico de que las BM son solo para los palios y demostrando que pueden pegar tras una imagen de Cristo con marchas como Jesús de las Penas, Jone, Mater Mea, La Quinta Angustia, etc.

Pero, si Tubamirum está totalmente consagrada en una capital como Córdoba, ¿por qué considerarla como infravalorada? Por varias razones que siempre aparecen:
-la principal el "servalabaricentrismo" del mundo cofrade por el cual, para el cofrade medio, lo que no está en Sevilla, no existe (ahí está que algunos ahora piensan que han descubierto a Pasión de Linares como Colón descubrió América, cuando muchos "vikingos" llevamos ya disfrutando de esas costas mucho tiempo).
-la secundaria, pero no menos importante, que parece que reste caché ser de un pueblito pequeño.
De hecho, me atrevería a decir que si Tubamirum en vez de "de Cañete de las Torres", fuera Tubamirum de La Rinconada o Tubamirum de Camas, estaríamos hablando de una banda, quizás no asentada todos los días en Sevilla, pero sí mínimo con uno o dos acompañamientos en la capital.

Sin duda alguna, una visión muy corta ésta del mundo cofrade (incluso no solo en música) que nos impide, muchas veces, descubrir tesoros que ignoramos que están ahí. Y es que los pueblos, lejos de tópicos y lejos de ese lugar olvidado que le damos, nos brindan muchas cosas buenas. Y Tubamirum, cofradieramente hablando, es una de esas cosas que muchos, los cordobeses sobre todo, tenemos la dicha de conocer.

Puntos a resaltar: calidad interpretativa y elegancia. Un repertorio que, aunque se pueda prestar a lo mediocre según se le solicite, no deja de ser en líneas generales de calidad, apostando también por el repertorio "local". La evolución con el tiempo que, junto a la juventud de gran parte de su plantilla, puede suponer que vaya a más.

En su contra: ser de pueblo y no ser de Sevilla. Que por lo primero quienes la ignoren la puedan encasillar como la típica Banda Municipal que a lo más que llegue sea a tocar cosas de Abel Moreno. Que por lo segundo y no tocar allí, no sea considerada con la calidad que verdaderamente tenga (pasos en Sevilla no es sinónimo de calidad siempre).

De dónde viene la marcha...: Ione (o mejor dicho, Jone)

En el capítulo anterior, mencionaba como el maestro Sanlúcar y los adaptadores de sus temas nos habían recordado en el ámbito de la música cofrade una lección magistral sobre la capacidad de adaptación, el poder, de una buena música. Y digo bien recordar, porque hoy nos iremos a prácticamente los inicios de la música procesional como tal.
Como bien conocerá cualquier aficionado a la música cofrade, a mediados del siglo XIX, metidos de lleno en las formas musicales del Romanticismo e Impresionismo, tomando del primero el modelo patético (como adjetivo de patetismo, algo doloroso, angustioso, grave,...) de la marcha fúnebre que tan bien se presta a acompañar las escenas de la Pasión y Muerte y de ambos, especialmente del segundo, su descriptivismo y, más adelante, la introducción en música "culta" de formas del folclore (lo que se han venido a llamar nacionalismos musicales), y unido a la proliferación de fundaciones de Bandas de Música, digamos civiles, es cuando surge lo que hoy conocemos como música cofrade, o mejor dicho, surge la marcha procesional.
Y como es común en cualquier principio, nada surge de la nada y los primeros creadores de marchas procesionales y esas bandas tuvieron que tirar de lo que les pillaba a mano. Y lo que les pillaba a mano era la música conocida, lo que sería el equivalente a nuestros actuales grandes éxitos del momento, que en el siglo XIX, sin apenas medios de comunicación, grandes discográficas y campañas de marketing pues eran los que eran: los compositores reconocidos del momento y su música, especialmente la música vinculada a obras musicales. Es decir: la ópera.

Y en una ópera, dato que seguramente todo el mundo conocerá (aunque quizás no en toda su profundidad) está el origen de la marcha que hoy nos ocupa, una marcha muy conocida y, a pesar del paso del tiempo y de tener ya más de siglo y medio, aún muy usada: Ione...
...O mejor deberíamos decir Jone (o si queremos concretar más, Marcha fúnebre en la ópera Jone) que es su nombre original. Y es que en el nombre con el que ha sido popularmente conocida "desde siempre" ya radica el primer "error" que se ha perpetuado entre los cofrades (salvando las diferencias, algo así como lo que está pasando con el ya mencionado Caccini o con otras adaptaciones de las que espero hablar en futuras entradas). Y es que aunque Ione es el nombre original del personaje, habida cuenta de que en latín original no existía la letra J (y eso que existe por ahí una marcha que se llama Alea Jacta Est), el nombre original de la ópera es su "italianización", Jone. Es por eso que, a mi parecer, llamar Ione a Jone sería como llamar "Don Juan" así a secas a la ópera "Don Giovanni" de Mozart.
El último día de Pompeya (1830-33)
por Karl Briulov

¿Y quién era Jone/Ione? Ione era el personaje femenino principal de la novela llamada "The last days of Pompeii" (Los últimos días de Pompeya), una novela histórica escrita en 1834 por el inglés Edward George Earle Bulwer-Lytton, quien a su vez se inspiró en un cuadro del pintor ruso Karl Pavlovich Bryullov, estando ambientada en la Antigua Roma, concretamente en la famosa erupción del Vesubio en el año 79 d.C. que destruyó dicha ciudad y que narra una especie de triángulo amoroso puesto que Ione es el objetivo amoroso de Glaucus (un joven ateniense y protagonista de la novela) y Arbaces (un hechicero egipcio, tutor de Ione).

¿Y la Jone musical, la ópera? Basándose en dicha novela, el 26 de enero de 1858 se presenta por primera vez en el Teatro de La Scala de Milán la ópera de nombre "Jone ovvero L'ultimo giorno di Pompei" (Jone o El último día de Pompeya) cuyo libreto (que pueden consultar aquí) fue escrito por el poeta Giovanni Peruzzini, siendo la partitura de Errico Petrella (que también pueden consultar en este otro enlace),  y es en este punto en el que encontramos la que posiblemente sea la mayor curiosidad que rodea a esta marcha.
Retrato de Errico Petrella

Prácticamente desconocido en la actualidad, el compositor Errico Petrella (1813-1877) fue uno de los compositores italianos más populares y mejor considerados de su momento, solo superado por Giuseppe Verdi. De hecho puede que esta consideración fuera lo que llevó a Verdi a criticar en diversas ocasiones al autor que nos ocupa y quizás ese trato que Verdi le brindaba, unido a que Petrella obviamente no era tan talentoso como él y que su música era más "anticuada", influyó en ese olvido en el que se ha sumido su obra.
Y es aquí donde viene un dato que llama poderosamente la atención: Jone, que quizás fue su ópera más exitosa y es la que nos ocupa, se dejó de representar en los años 20 del pasado siglo XX y no volvió a ser representada hasta el 20 de enero de 1981 en el Teatro Municipal de Caracas, siendo ésta la última vez que se hizo y no por nada especial ni en honor a Petrella, sino porque se celebraba el centenario de dicha institución y Jone fue la ópera que figuró en su temporada inaugural en 1881. Es de dicha representación, además, la única grabación fonográfica que se conserva de Jone, editada inicialmente en vinilo (1981) y posteriormente en CD (2005), pudiéndose disfrutar, quien quiera escucharla, en Youtube.

Volvamos a la pieza que nos ocupa. Considerada una de las más destacadas de la ópera, hasta el punto de ser de lo poco que ha pervivido de Petrella siendo interpretada no solo en España sino en la propia Italia o Hispanoamérica, lo que suena tras nuestros pasos en Semana Santa no es sino la música de una marcha fúnebre que, además de aparecer en la obertura de la ópera, suena completa en el final de la primera escena del IV acto (acto final). En esta escena, Glauco, que ha sido capturado y acusado de sacrilegio por intentar sacar a Jone del templo de Isis (Jone se había consagrado a la diosa tras caer en un engaño de Arbaces) y es condenado a morir en el anfiteatro. La marcha, en la que podemos escuchar originalmente un tempo más ligero que con el que se interpreta adaptada a nuestros pasos, refleja claramente el andar de la comitiva (el "funesto cortejo" como lo llama uno de los personajes de la obra) de Glauco como gladiador que va a enfrentarse a su muerte, tal y como aparece expresado en el libreto:

"(Al suono di funebre marcia, preceduto e seguito da soldati, da guardie, ecc., e circondato da littori, Glauco attraversa la scena dirigendosi verso l'Anfiteatro. Giunto u pochi passi da esso, si arresta. Burbo e i popolani insieme ad altri sopraggiunti, si tengono in disparte)"

Como dijimos con Medea, la pieza, la música por sí sola consigue funcionar bastante bien: ese tempo de marcha bien marcado, esa sensación lúgubre, ese dramatismo pero a la vez no demasiado pasional, su pesadumbrez, su gravedad,... consiguen representar bastante bien a ese inocente condenado que camina resignado lentamente hacia su muerte. ¿Cómo no iba a funcionar igual para poner música a la Pasión y Muerte de Cristo? Quizás por ésto, y por la popularidad de la ópera en su momento, se explica perfectamente su adaptación a marcha procesional. Y posiblemente, en algún lugar de Italia fuera el primero donde Jone se adaptara a Banda de Música para acompañar procesiones religiosas, de donde seguramente fuera tomada la idea por algún compositor español, pero en este caso estamos hablando de la música procesional aquí. 
En España, aunque la historiografía de la música procesional -tradicionalmente escrita desde, por y para Sevilla hasta el punto de seguir difundiendo datos que ya han quedado más que demostrados como erróneos pero que todavía mucha gente se sigue creyendo porque, por ejemplo, la prensa sigue usando sin contrastar (como eso de decir que marchas de Escámez o algunas de Manuel Rodríguez se dedican a Hermandades de Sevilla o que José Font Marimont, en Sevilla, fue el padre de la música procesional y que "La Quinta Angustia" es la marcha más antigua de la Semana Santa)- siempre ha adjudicado a Manuel Font Fernández de la Herranz en 1899 la primera adaptación (tal es así que hasta la célebre Wikipedia incide en este error, al menos cuando estoy escribiendo ésto), lo cierto es que 32 años antes de esa fecha, en 1867, aparece una primera adaptación, concretamente en el número 263 de la revista "Eco de Marte", una revista especializada en música para bandas militares. Esta partitura, que puede ser consultada online en el Catálogo de la Biblioteca Digital Hispánica (gestionado por la Biblioteca Nacional), aparecía firmada por el músico militar José Gabaldá Bel (uno de los pioneros de la marcha procesional en España) a quien también se atribuyó la adaptación, autoría que, finalmente quedó resuelta tras descubrirse en el Boletín Bibliográfico Español de enero de 1868 (se puede consultar también aquí) que se mencionaba al también músico militar Álvaro Milpager Díaz como "traductor" de la obra, siendo la firma de Gabaldá debido a su condición como editor de la revista. De hecho, ¿cabe la posibilidad de que Milpager conociera hubiera conocido esta marcha in situ en Italia y hubiera traído a España una transcripción de la misma? Muchos entendidos dan como buena dicha posibilidad.
Resueltas gran parte de las incógnitas, es fácil imaginar la trayectoria de la marcha hasta su versión "andaluza" actual: la Marcha Fúnebre de Jone se adaptaría en Italia, Milpager traería a España una transcripción de la misma editada en la revista por Gabaldá. Font Fernández lo que sí haría sería adaptar la marcha a la instrumentación y se podría decir que a la "sensibilidad" sevillana (la Jone editada en Eco de Marte parece estar escrita para ser tocada a "doble tiempo" de la versión "cofrade" que todos conocemos), siendo la versión definitiva una revisión de Pedro Braña en sus años al frente de la Banda Municipal de Sevilla, al menos según aparece en el libreto del disco "Versión original" editado en 2006 por dicha institución.
Y así hasta la actualidad en la que la marcha permanece, aunque quizás ya no sea tan frecuente escucharla, en los repertorios de muchas bandas y hasta ha sido adaptada al género de Agrupación Musical de manos de Antonio Miguel García Bernáldez para la Estrella de Dos Hermanas.

En esta ocasión, no me gustaría cerrar este artículo sin dar créditos a quienes realmente han descubierto la historia de esta marcha y cuyas obras y escritos me han servido de fuente para él, especialmente a los compañeros de Patrimonio Musical y no dejando de recomendar este artículo de Juan Carlos Galiano-Díaz disponible para su consulta online que contiene una información más detallada y completa.

Concluiremos mencionando otra curiosidad respeto a Jone: aunque posteriormente la ópera gozó de cierto éxito, al parecer su estreno en Milán fue un auténtico fiasco debido a una interpretación no muy inspirada. Sirva de ejemplo de cómo en música, tanto la calidad del interprete y la de la propia música, son decisivas en un resultado final, y es que una desafortunada interpretación puede convertir en mala cualquier obra, por buena que sea, pero un buen intérprete difícilmente hará mejor a una obra mala.