6 de junio de 2020

Propaganda y música cofrade: el tratamiento a los últimos cambios musicales en la Semana Santa de Sevilla

Con el mundo cofrade todavía convaleciente de esta No-Semana Santa 2020 de la que aún colean sus consecuencias, el pasado día 2 de junio la sevillana Hermandad del Carmen soltaba la bomba informativa, que no sorpresa, del cambio de banda para su paso de misterio, siendo la elegida la Agrupación Musical de la Pasión de Linares en detrimento de la local Virgen de los Reyes.

No por esperada, pues tras el recital de los linarenses el Lunes Santo de 2019 acompañando al Cautivo de Santa Genoveva muchas Hermandades quedaron sorprendidas y alguna que otra empezó a ponerle ojitos a esta "nueva" (para ellos) banda y sabiéndose que la del Carmen era una de las que quedó prendada surgiendo insistentes rumores que ya planteaban este cambio un año antes de cuando en verdad se ha acabado produciendo, la noticia no ha dejado de levantar polvareda por ello, máxime cuando el "fandom" de la banda saliente no es precisamente conocido por ser excesivamente tolerante y moderado. Y no solo dicho fandom y entorno, sino que, aplicando el dicho muchos han empezado a remojar sus barbas y sintiéndose ¿amenazados? están saliendo a defender a lo que llaman como lo suyo (aunque eso implique, cosas de la vida, defender a aquellos con los que otras veces te has podido estar tirando los trastos a la cabeza y/o que incluso hayan querido o quieran ocupar su lugar en otras Hermandades).

Tuits, foros, escritos en Facebook, comentarios en vídeos de Youtube, a los que seguramente puedan seguir en el futuro podcast, entrevistas e intervenciones en TV y radio, braman contra algo que, de ser otros los protagonistas, sería intrascendente como es un cambio de banda, y lo hacen siguiendo unos mismos esquemas, unos patrones, un guión en el que se repiten unas mismas premisas y frases... Es prácticamente una propaganda.

De hecho, pensemos, ¿podríamos aplicar a lo que está sucediendo los 11 principios básicos de uno de los más conocidos propagandistas de la historia? Veamos:

1. Principio de simplificación y del enemigo único: "Adoptar una única idea, un único símbolo. Individualizar al adversario en un único enemigo".
Creo que a este punto le sobran explicaciones. La supuesta amenaza de a las bandas sevillanas que repiten todos esos mencionados personajes, son las bandas foráneas y sus seguidores, personificándose ese adversario en una en concreto: la Pasión de Linares.

2. Principio del método de contagio: "Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo. Los adversarios han de constituirse en suma individualizada".
Muy similar al anterior. En este caso da igual que la banda que coja un contrato sea la Sentencia de Jerez, Rosario de Cádiz, Pasión de Linares, Paso y Esperanza de Málaga, el Nazareno de Huelva y no importan las motivaciones que la Hermandad de turno haya tenido para hacer libre y legítimamente dicho cambio, porque al final la suma individualizada de todos es "bandas foráneas" que además se reducen al calificativo "modas", sin importar que, entre las bandas que a muchos les gustaría que entren en la Semana Santa de Sevilla, figuran nombres como Arahal o la Estrella de Dos Hermanas.

3. Principio de la transposición: "Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan".
Puede que sea un principio bastante "infantilista" que se podría resumir en aquella frase que todos hemos dicho o escuchado de niños de "rebota, rebota...", pero quizás por ello sea de los más efectivos. Culpar al otro de lo que uno mismo hace es de lo más simple cuando faltan argumentos. En este caso se repiten las acusaciones de que "las bandas de fuera vienen cobrando poco" (cuando es vox populi que en Sevilla la banda de Cristo que más cobra, la cifra que se comenta no llega ni al millón de las antiguas pesetas) o incluso "no cobran porque lo que cobran luego lo devolverán por detrás a modo de donaciones" (práctica que también sobra decir que se le ha visto a más de una banda de allí) o las acusaciones de que "las bandas de fuera no sienten a las Hermandades de aquí, tocan sin devoción" y que "le están quitando su lugar a las bandas de aquí" (argumentos estúpidos e hipócritas donde los haya que se les desmontan cuando uno ve que sus mismas bandas van a tocar a cualquier otro lugar -a veces hasta con desprecio traducido en acudir con un significativo número de bajas y/o tocar poco y a desgana- y también le pueden estar quitando el sitio a bandas locales), por no mencionar cuando acusan abiertamente a todo el que dé una opinión favorable de una de estas bandas de "fanáticos" y señalar que estas bandas tienen graves problemas de hooliganismo (olvidando que en casa los hay y peores). Chirinbanda y otros tuiteros y sus insistentes tuits sobre los aplausos y los cangrejeros que tiene Rosario de Cádiz (olvidando cosas como que Tres Caídas, es más seguida en una procesión en la que abre cortejo que la propia titular que procesiona, que a muchos pasos se ha abucheado por tocar clásico o pasar a tambor o que a un presentador de un certamen se le llegó a llamar "hijo de puta" o acordarse de sus muertos solo porque no permitió bises a Presentación, por citar varios ejemplos).

4. Principio de la exageración y desfiguración: "Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave".
Como dije antes, algo que puede entrar perfectamente en la normalidad, el que un grupo humano, de una Hermandad, que quiere lo mejor y que libre y legítimamente está optando por cambiar su acompañamiento musical por los motivos que sea; la propaganda lo convierte en una grave amenaza para las bandas sevillanas. Dicen que la moda de las bandas foráneas acabarán con las bandas sevillanas y/o con lo diferente que tenía la Semana Santa de Sevilla (curioso cuando la globalidad cofrade hace ya que se vean pasos haciendo cambios cual Tres Caídas en lugares como Oviedo o Ciudad Real y métodos tradicionales y autóctonos de carga se estén viendo sustituidos por el costal), que muchas ya han desaparecido y desaparecerán por ello, que el músico local así no tendrá motivación para tocar, etc. Todo ello cuando, de cerca del centenar de pasos con acompañamiento musical que pueda haber en la Semana Santa de Sevilla, ni un 10% lleva bandas foráneas y habiendo bandas que incluso no tienen ni que salir de la ciudad en toda la Semana, y cuando hay bandas que dicen sentirse amenazadas que perfectamente duplican el número de componentes de cualquier banda media. Añadiendo además, que, por supuesto, sería ridículo argumentar problemas económicos cuando hay bandas que económicamente ingresan más de conciertos y de lo que rascan de los pueblos que de la propia Semana Santa.

5. Principio de la vulgarización: "Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar".
¿Hay algo más simple y que requiera menos esfuerzo para convencer a la gente que la de apelar a sus sentimientos antes que a la razón? Pues igual en este caso: las bandas tiran del localismo, de un "patriotismo local" exagerado y de una falsa nostalgia, apelando a que esas bandas foráneas son "invasoras" y que van a acabar con la "pureza" de la Semana Santa local (del hecho que un elevado porcentaje de artistas y compositores que han realizado de las más importantes aportaciones y más han influido a dicha Semana Santa sean foráneos no dicen nada) y que no suenan a lo de siempre (las marchas flamenkas o sentimentaloides baratas que parecen de Pablo Alborán, en cambio, se parecen mucho a Amarguras, Cristo del Amor o Alma de Dios). Van a acabar con "lo nuestro", repiten. 
En cuanto a lo de la vulgaridad, frente a argumentos claramente objetivos musicalmente (afinación, repertorio, calidad compositiva,...) estos personajes anteponen el argumento de que es una música que "no pega", que no es "costalera", que el público "no va a entender"... Es decir, hay que mantener al público "adormecido" en una música facilona antes que enseñarlo a escuchar. A esa calidad musical objetiva prefieren anteponer lo que ellos llaman popular y "de aquí y de siempre", de ahí el uso de los lemas de muchas bandas: "la música del pueblo", "sonando a Sevilla", "por Sevilla siempre", "al estilo de Sevilla",...

6. Principio de orquestación: "La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas. De aquí viene también la famosa frase: Si una mentira se repite lo suficiente, acaba por convertirse en verdad".
Orquestar, que viene de orquesta, término precisamente musical. Y es que, como en una orquesta, para que una propaganda funcione debe poner de acuerdo a un grupo de individuos que, por separado son diferentes, tienen diferentes pensamientos, son cada uno "de su padre y de su madre", pero les une un fin común: tocar una pieza sin salirse de la partitura porque entonces sonaría mal. Todos los individuos envueltos en esta polémica repiten, como hemos dicho, los mismos argumentos, aun sin demostrarlos o siendo directamente falsos.

7. Principio de renovación: "Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones".
Punto que va unido al anterior: los argumentos orquestados deben ir todos por igual y ser capaces de ser respondidos o sustituidos cuando se desmienten. En este caso lo hemos visto muchas veces:
-Cuando Rosario de Cádiz cogió la Sed la mayoría de comentarios se centraban en mencionar que la banda era una copia de Presentación. Demostrado que la banda tiene su estilo propio, se intentó cuestionar su calidad, y demostrada ésta, al coger las Aguas hablaban de que la banda no pegaba en ese misterio y pasado el primer Lunes Santo decidieron lanzarse a criticar el tipo de marchas de la banda con especial énfasis en Eternidad y El Milagro (aun habiendo bandas en Sevilla con marchas similares).
-Con Pasión en Santa Genoveva, antes de estrenarse allí, surgieron las voces que también cuestionaban su calidad, desmentidas rápidamente. Luego decían que su estilo de marchas no gustarían en Sevilla, que no pegaban para los pasos y no eran costaleras. Cuando el Cautivo se recogió, vista la aceptación, se pasó al comodín de la sevillanía (la vieja confiable) y ahora, con la confirmación en el Carmen, surgen voces que mencionan que sus marchas no valen para misterios que hacen cambios (no han visto al Señor de las Penas de Córdoba en su vida, Hulio).
Y eso por no decir cuando tiran del manido: "la música no es una cosa objetiva, es cuestión de gustos" con el que rápidamente zanjan cualquier discusión cuando van perdiendo.
La cuestión es siempre poner alguna pega y salir siempre ganando.

8. Principio de la verosimilitud: "Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sonda o de informaciones fragmentarias".
Aquí entrarían en juego cosas como los rumores, lanzados intencionadamente intentando hacer ver la amenaza que suponen las bandas foráneas, las entrevistas a músicos y directores que veladamente acusan de sus problemas a que se esté contratando a bandas de fuera (recordamos que no suponen ni un 10% del total), la colaboración de "periodistas" dando sus opiniones claramente sesgadas a través de sus medios,... formas todas ellas de crear fragmentariamente esa realidad distorsionada para que acabe calando en el imaginario colectivo del cofrade medio y se posicione a favor de su causa.
Recordemos como grandísimo ejemplo, el comunicado de disolución de cierta Agrupación, una Agrupación que funcionaba perfectamente y no mal precisamente, y podría haber seguido haciéndolo, pero claro, si a uno le ofrecen dirigir la banda de sus sueños, claramente va a mandar al carajo todo lo demás, no sin aprovechar la oportunidad de culpar de esa desaparición a alguien que, ni directa ni indirectamente, tiene culpa de ello. Al fin y al cabo, formas de guiar la opinión de la masa.

9. Principio de la silenciación: "Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines".
Como mencionaba en el punto 7, en cuanto alguien desmonta sus argumentos, estos personajes tiran de dos comodines a los que se agarran como clavo ardiendo y con los que zanjan cualquier discusión: la sevillanía y la subjetividad de la música.
En cuanto a disimular las noticias que favorecen al adversario, ya mencionaba que, a quien se atreve a alabar a una banda foránea pronto lo tachan de ser un hooligan o de pertenecer a dicha banda, entre otras. El uso de cuentas fake en Twitter es primordial en este principio.

10. Principio de la transfusión: "Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales. Se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas".
Sin lugar a dudas, el famoso chauvinismo que suelen presentar la práctica totalidad de estos personajes es ese sustrato preexistente en el que opera esta propaganda. Para ellos Sevilla es lo mejor, tiene la mejor Semana Santa, las mejores marchas, las mejores bandas, las mejores imágenes y muestras artísticas,...(casi siempre olvidándose que autores como Escámez, el subteniente Martín, Gámez Laserna, Pedro Morales y un largo etc. no nacieron precisamente en Triana), y si hay algo malo (carreritas, bullas, cangrejeros, fanáticos grabando bandas,...) se achaca siempre a los "forasteros".
Subyacen aquí también los típicos prejuicios y complejos de esa supuesta "rivalidad" entre provincias andaluzas contra la capital, y se sacan a colación ejemplos aislados y sacados de contexto para difundir ese argumento y crear odio. Cualquier crítica (constructiva o no) a una banda sevillana se achaca a la envidia o a una manía por la ciudad (aun cuando muchas de esas críticas proceden de gente de la misma ciudad). Por ejemplo cuando Rosario de Cádiz fue elegida para acompañar al Cristo de la Sed se empezó a comparar la Semana Santa con el Carnaval gaditano y con el hecho de que en Sevilla había entrado una banda gaditana pero en el Falla nunca ganaba una agrupación sevillana, comparaciones que han ido resurgiendo con el resultado en el concurso de dos chirigotas consideradas pelotazo por el público (No te vayas todavía y Daddy Cadi) que, según esta mitología, no ganaron "por ser de Sevilla". Igual con Paso y Esperanza de Málaga, sacándose en este caso rencillas futbolísticas. En ambos casos, una clara frivolización de la Semana Santa al compararse con asuntos profanos como el Carnaval o el fútbol.

11. Principio de la unanimidad: "Llegar a convencer a mucha gente de que piensa "como todo el mundo", creando una falsa impresión de unanimidad".
Uno de los principios más efectivos en toda propaganda, por cuanto nuestra sociedad, a pesar de ser tan egoísta e individualista, siempre busca de la aprobación de los demás y de sentirse aceptado por el grupo, creer las cosas porque las dicen los demás, no porque sean así. Buscando dar esa sensación de que todo el mundo piensa lo mismo, se intenta generar una reacción contraria hacia ese enemigo, ese "invasor" foráneo. En este sentido leemos el uso de argumentos tipo: "las marchas de tal banda foránea no gustan a la gente" (¿a qué gente? ¿Se ha preguntado?), "las marchas de nuestra banda son buenas porque las piden" (lo típico de justificar que algo es bueno porque le gusta a muchos, aunque el programa más visto de la tele sea un programa basura del corazón o un reality mierder, los ídolos de nuestros jóvenes sean youtubers e influencers en lugar de médicos o bomberos y la música que más se escucha sea el reggaeton y no música "clásica"), o el de "la Hermandad tal ya no sonará a Sevilla", etc. Este último resulta muy interesante de analizar pues se está personificando a toda una ciudad en un solo colectivo con el que no todos los habitantes de la misma tiene por qué sentirse identificados, pero así se pretende dar la apariencia de que ese "invasor" foráneo está atacando a toda la ciudad.

Habiendo visto estas relaciones, díganme, desmientan, que, cada vez que se produce una noticia de este tipo lo que se activa no es sino un completo aparato propagandístico. 
Y, lo queramos o no, para bien o para mal, la propaganda, desgraciadamente, es un medio legítimo de intentar influir en la opinión pública. Afortunadamente, no todas las Hermandades se dejan influir o están gobernadas por gente que se deje influir fácilmente y cada vez más gente con criterio forma parte de ellas o se acude a ellas en busca de consejo.
Y es que, al final, la única propaganda verdaderamente efectiva, por cuanto es imposible ser desmontada, es el simple reflejo del trabajo realizado. Y mientras siga habiendo quienes no quieran hacer autocrítica, adormecidos en laureles pasados,que se preparen para ser adelantados por quienes siempre buscan superarse más a través del esfuerzo.

4 de junio de 2020

De dónde viene la marcha...: Saber que vendrás

Todas las artes, incluida la música, son hijas de su tiempo. El contexto, las ideas, la política, las creencias, la educación, los miedos y esperanzas de cada época han influido e influyen a los creadores en sus distintas formas de expresión. Y hoy nos iremos a los años 60 y antes de hablar de la marcha que nos ocupa, tendremos que ver qué la hizo nacer.

En este periodo de nuestra historia más reciente, la humanidad seguía con la cicatriz aún fresca de los horrores de la II Guerra Mundial, la visión de una humanidad cruel capaz de todo. Eran los años también de la Guerra Fría, del miedo a una posible III Guerra Mundial que fuera nuclear y acabara destruyendo todo. Los años del racismo en Estados Unidos, del fin del colonialismo en África... Un Mundo, en definitiva, que tomaba conciencia de una necesidad de mejorar si no quería ir camino a casi su autodestrucción, y en el que comenzaron a surgir distintos movimientos que intentaban, a su forma (no entraremos a juzgar si mejor o peor), mejorarlo: movimientos por los derechos civiles en EEUU, movimientos feministas, movimientos estudiantiles y obreros, pacifistas, ecologistas,...
La misma Iglesia Católica, muy cuestionada por diversas cuestiones, principalmente por la imagen arcaica que seguía ofreciendo, tenía también necesidad de esos cambios. Así lo vería el Santo Padre Juan XXIII, "il Papa buono" hoy canonizado, cuando convocó en 1959 un concilio con el fin de "actualizar" la Iglesia.
No entraremos mucho en detalles sobre este Concilio Vaticano II, de sobra conocido por cualquier católico, pero sus cambios llegaron a prácticamente todos los ámbitos, no escapando a ellos el arte, y con ello, la música. Uno de los principales cambios que experimentó la música tuvo que ver con su uso en los ritos. El Novus Ordo Missae, la "Nueva Misa" cambiaba sustancialmente en cuanto a la participación de la asamblea, siendo semejante a ritos protestantes (de ahí una de las principales críticas de los "sedevacantistas" y las facciones más conservadoras de la Iglesia). Y si algo tienen las celebraciones protestantes es la importancia de la música, de una música más sencilla de seguir por la asamblea.
Hasta entonces, la música para la Iglesia Católica debía preservar ciertas características, siendo el canto gregoriano el considerado mejor tipo de música. Estos preceptos los encontramos en la encíclica "Musicae Sacrae" promulgada por Pío XII pocos años antes del Concilio, en 1955, siendo llamativo su punto 13 en el que se decía:
"La música debe ser santa. Que nada admita —ni permita ni insinúe en las melodías con que es presentada— que sepa a profano. Santidad, a la que se ajusta, sobre todo, el canto gregoriano que, a lo largo de tantos siglos, se usa en la Iglesia, que con razón lo considera como patrimonio suyo. (...) Y si, para las fiestas recientemente introducidas se hubieren de componer nuevos cantos, se encarguen de ello compositores bien acreditados que con fidelidad observen las leyes propias del verdadero canto gregoriano, de modo que las nuevas composiciones, por su fuerza y su pureza, sean dignas de juntarse con las antiguas".
Interesante, por cierto, si se aplicara a la música cofrade. Pero no estamos en eso y quedémonos con lo resaltado: la música sacra no debía parecerse a la profana.
El Concilio Vaticano II cambió en gran parte eso, y la música sacra, la música para esta nueva liturgia, se hizo "accesible" al pueblo. No valoraremos si las consecuencias fueron buenas o no para la música sacra (para quien les escribe, desde luego no), pero sí diremos que eso permitió abrir la música a nuevas melodías, nuevos ritmos, nuevos instrumentos (las guitarras que cualquiera identificaría en un coro en cualquier misa), a una permisividad a incluso incluir estilos "profanos" en esos cultos y, por qué no, hasta fijarse, cuando no imitar, la música de moda del momento.

Prácticamente paralelo a este Concilio en la Iglesia, dentro de esa cantidad de movimientos que buscaban cambiar el mundo, surgía un nuevo movimiento, uno que abogaba por la paz, la libertad y el amor: el movimiento hippie No es cuestión nuestra abordar si tanto este movimiento como el cambio que se estaba dando la Iglesia Católica tuvieron cierta relación, si se influyeron recíprocamente o no, pero desde luego, la música católica, la nueva música católica, sí se dejó influir por la música característica de este movimiento: el rock y todas sus vertientes.
Y de aquí proviene la música que hoy nos ocupa, una música que poco tiene de originaria cristiana.

Carátula del disco "The Freewheelin'
Bob Dylan" en el que se incluyó
la canción.
En abril de 1962, un joven de nombre Robert Allen Zimmerman, o mejor conocido por su nombre artístico, Bob Dylan, según narra la historia componía en diez minutos en un bar neoyorkino una canción considerada de las primeras canciones protesta. Esa canción sería Blowin' in the Wind y, se cuenta que tras ser cantada en aquel bar causó una gran impresión en el público asistente, siendo poco después editada en varias revistas musicales y grabada por primera vez en el disco "The Freewheelin' Bob Dylan" de 1963. La letra de Dylan (recordemos, primer y único cantautor que ha recibido el premio Nobel de Literatura por sus letras) recoge esa supuesta protesta en una serie de preguntas retóricas sobre temas del momento (la paz, la guerra, la libertad,...) recibiendo diversas interpretaciones que van desde que Dylan quiso expresar que las respuestas eran obvias como que quiso expresar lo contrario, que eran algo intangible o inalcanzable, y al parecer se inspiró en un pasaje del libro titulado "Bound for Glory" del también cantautor Woody Guthrie.
¿Y la música? ¿Era obra de Dylan? ¿O también buscó otras fuentes de inspiración? La respuesta es lo segundo, y no hablaremos aquí de la, en su momento, desmentida acusación de plagio de un estudiante llamado Lorre Wyatt. Y es que Bob Dylan nunca ocultó que la melodía principal de este tema se inspira claramente en una canción de la tradición del Gospel o "negro spiritual" titulada "No more auction block" (algo así como "no más subastas") canción que, al parecer, tiene su origen en antiguos esclavos negros que huyeron a Canadá tras la abolición de la esclavitud en Gran Bretaña en 1833 (puesto que en EEUU no sería abolida hasta años más tarde).

Portada del libro "Adviento y
Liberación" que incluyó por primera
vez editado el canto.
Sea como fuere, esta histórica canción se convirtió en uno de los himnos del movimiento hippie (sirva de anécdota de ello que como tal fue usada por Juan Carlos Aragón para una de las cuartetas del popurrí de su famosa chirigota "Los Yesterday") y su fama traspasaría fronteras... en todos los sentidos. De este modo llegaría, suponemos que no sin algún que otro problema debido al régimen dictatorial existente, a nuestro país y en el mencionado contexto de la nueva sensibilidad de la Iglesia Católica tras el Vaticano II esta música tan popular se utilizó (como muchas otras) para hacer una versión en castellano como canto litúrgico, el titulado Saber que vendrás,canto que se edita por primera vez en 1970 recogido en el libro "Adviento y liberación" del compositor Juan Antonio Espinosa Bote (al que los cofrades quizás conocerán más por su canto Santa María de la Esperanza). Pero, ¿quién realizó la versión castellana de este canto? Consultando al propio Juan Antonio Espinosa (a quien agradezco su colaboración) no fue él mismo ni tampoco el cantautor Ricardo Cantalapiedra (a quien se le suele atribuir), sino que fue Jesús García Torralba el encargado de la misma.
Si bien, resultaría curioso reseñar que la idea de usar esta canción para celebraciones religiosas cristianas no es una idea español. Al parecer, al poco de su publicación Blowin' in the wind ya era usada en las llamadas "Folk-mass" católicas estadounidenses, por no dejar de recordar que la melodía que inspiró a Dylan era música Gospel.

El canto católico ganó popularidad y se asentó en el cancionero (¿quién no ha cantado este Saber que vendrás en catequesis, en su Primera Comunión o participando en la procesión del Corpus Christi?) y de ahí siguió el camino de otros muchos cantos litúrgicos populares: acabaría siendo adaptado a marcha procesional para Agrupación Musical. Pero en este caso, a diferencia de tantos otros cantos, no tiene su origen ni en Arahal, ni en Eritaña, ni en la Estrella de Dos Hermanas (entre otras bandas que popularizaron adaptaciones similares), ni tampoco es una adaptación "ochentera". Fue la, por entonces joven, Agrupación Musical Nuestra Señora de la Encarnación, de la Hermandad de San Benito, la que haría la primera adaptación de manos de Antonio José López Escalante, siendo la primera grabación del primer disco de dicha banda titulado "Presentación y Sangre" de 1994.
Y aquí de nuevo viene el tópico tan repetido en la música cofrade. Tanto en esta primera grabación como en muchas otras posteriores, la marcha aparece con el título escrito erróneamente: el original "Saber que vendrás", ese "[Tú] vendrás" en segunda persona dirigiéndose a Cristo, mutó en un imperativo "Sabed que vendrá". Nada del otro mundo: el típico error gramatical de no distinguir el imperativo del infinitivo, tan común en lengua coloquial pero que tan mal queda en casos como éste, sobre todo si pretendemos que se tome a nuestra música como algo serio.

Y hasta aquí llega la historia cofradieramente hablando de esta composición. Una historia que, como me gusta decir, refleja la riqueza de la Música y su capacidad de crear lazos como expresión universal, en este caso siendo capaz de enlazar desde el siglo XIX al presente, de los cantos de libertad de los esclavos afroamericanos a nuestra Semana Santa, pasando por la música folk americana, el movimiento hippie, el Concilio Vaticano II, la música católica en español y hasta el Carnaval de Cádiz. Y es que, ¿cómo la música nos puede hacer tan iguales siendo tan diferentes? A lo mejor, como dice la letra de Dylan, la respuesta estará soplando en el viento. O simplemente es que quizás sea la Música lo que nos hace verdaderamente humanos.