2 de julio de 2017

Bandas infravaloradas: Bomberos de Málaga, una Madre y Maestra sin corona

Vivimos en un mundo globalizado, eso es así. La era de la "comunicación" y de la "información" (que a veces es más incomunicación y desinformacíón que otra cosa) ha permitido que prácticamente en la palma de nuestra mano tengamos acceso al instante a cualquier parte del mundo. Y algo que se supone que debería haber traído ventajas por eso de conocer otras culturas, otros mundos, y que nos debería ayudar a enriquecernos, en realidad nos está empobreciendo, aculturando, perdiendo a veces lo propio en detrimento de cosas exportadas porque están de moda (normalmente exportadas del modelo capitalista yanki que se ha convertido en estereotipo de lo occidental, a pesar de que los españoles, por ejemplos, somos más mediterráneos y latinos). Es lo que pasa, por ejemplo, con el asunto de como Halloween desbanca nuestras tradiciones de Todos los Santos, o incluso en el día a día: en el idioma que se ha llenado de anglicismos innecesarios solo porque suenan más "cool" (ahora los corredores son runners, los gestores de redes son community managers, y los entrenadores son coach), los niños celebran sus cumpleaños en cualquier establecimiento de comida rápida de cuyo nombre no quiero acordarme, etc...

¿Por qué esta introducción? Al igual que la propia sociedad, el mundo cofrade (que al fin y al cabo es fiel reflejo de ésta), también está sufriendo su globalización propia. Es la Semana Santa 3.0 de las redes en la que, si la globalización mundial exporta el modelo "norteamericano", la globalización cofrade está imponiendo el modelo más mediático que no es sino una especie de modelo sevillano-trianero, un modelo del que, curiosamente, se está tomando solo lo estético: musical, andar de los pasos, estética artística,... (lo de volcarse con las Hermandades o la devoción hacia los titulares, ya tal). Una globalización que creo, sobra decir, está empobreciendo e incluso eliminando características propias de algunas Semanas Santas que, hasta hace nada, tenían rasgos personalísimos que las hacían bastante interesantes y diferentes (y lo que nos esperará, no pasarán muchos años para que veamos costaleros por Málaga y Cádiz, o a las Angustias de Córdoba con cornetas y tambores a lo Baratill...Oh wait, que esto ya ha pasado).

La globalización cofrade ha hecho que la más mediática Semana Santa (Sevilla) sea referencia única para todo cofrade "new age" que se precie y sumado a la ignorancia de la población media, unido a los mantras y dogmas repetidos por algunos escritores y pseudohistoriadores que han barrido para casa, ha hecho que también se cometan injusticias como la que se comete con la banda que protagoniza esta entrada.
Y es que todo el mundo conoce a Escámez, todo el mundo conoce o sabe nombrar alguna de sus marchas (habría que ser witto nivel leyenda para no hacerlo), pero pocos atribuyen el surgimiento del estilo, que irónicamente la prensa morada hispalense siempre ha querido imponer como el "estilo tradicional sevillano", el de cornetas y tambores, a sus verdaderos creadores.
Máxime ahora, en el que la moda de la vuelta a lo "rancio" ha vuelto a poner en valor los sones clásicos y las bandas "pastiches" que quieren imitar lo antiguo (tipo Esencia o Veterana), pero todo el mundo cuando habla de Cornetas y Tambores le da todo el mérito a una banda sevillana, la de la Policía Armada, cuyo mérito digamos (vamos a destruir mitos, así que abro paraguas por la que me pueda caer) no estuvo sino en, mayormente, copiar las partituras de otra procedencia, meterles una nueva voz, interpretarlas de otra forma, y renombrar o rededicar dichas partituras para hacerlas pasar como dedicadas a la ciudad. Y no, no fueron estos los precursores.

Dicho mérito se le ha arrebatado históricamente (una injusticia que, personalmente, todavía no se ha reparado) a la que es la verdadera Madre y Maestra: la Banda de Cornetas y Tambores del Real Cuerpo de Bomberos de Málaga. Fundada en 1911 (por lo que es centenaria), en ella recaló el mencionado Alberto Escámez y para ella, y para la Semana Santa de Málaga se compusieron las que, por lo que se tiene constancia, son las más antiguas marchas de bandas de cornetas y tambores para la Semana Santa.
Y es que hasta entonces las bandas de cornetas, también referidas como "bandas de guerra", que acompañaban a algunos pasos, eran bandas de cuerpos militares (o de estructura militar) y su repertorio se limitaba a los toques propios de dichas bandas, y solo las bandas de plantilla completa ofrecían ya bastantes ejemplos propios de marchas realizadas expresamente para las procesiones. Bomberos, es entonces, el surgimiento de todo esto de las cornetas, sin ellos hoy no existirían los Larrys, Manus, Kinis, Gitanos ni compañía no tendrían la popularidad que tienen, sin ellos todos esos wittos que curiosamente hoy desprecian las marchas clásicas no tendrían sus ansiados objetos de deseo,... Aunque bueno... viendo estas razones más que dar gracias y reconocer sus méritos a esta histórica banda quizás habría que hacer todo lo contrario, porque vaya legado el actual de las cornetas y tambores.

Fuera de bromas, sé que muchos dirán que en lo musical Bomberos no está a un nivel especialmente alto como para hacerles una entrada en este espacio de Bandas infravaloradas. Pero, ah amigos, esto se llama bandas infravaloradas, así en general, y Bomberos por las razones escritas arriba es una Banda infravalorada porque actualmente no se le reconoce en toda su magnitud su papel fundamental en la historia de la música procesional (baste ver que algunos de esos méritos se le dan a la Policía Armada por el mero hecho de llevar el apellido "Sevilla").

Aunque aquí tampoco nos quedamos solo con su historia y su papel pasado. Bomberos es una banda que tiene algo que la hace única: lo auténtico, la originalidad.
En unos tiempos en los que lo clásico se ha estado revalorizando, en la que bandas como Esencia, Centuria Macarena o Veterana reciben buenas críticas por ese regusto antiguo, Bomberos (como le pasa a Santa María Magdalena de Arahal) ante ellas representa una mayor autenticidad en cuanto a que no han cambiado su esencia. Todas esas bandas que rescatan lo antiguo siempre van a llevar un arreglo, un algo que desvirtuará (por mucho que no se intente) el sonido auténtico, mientras que los malagueños siguen interpretando partituras de Escámez, Zueco Ramos, Puyuelo, casi tal y como salieron de las mentes de sus creadores y con la forma de interpretación original (un ritmo algo más ligero por ejemplo). Por hacer un símil, actualmente (y más con las tecnologías actuales) se podría hacer una copia perfecta del David de Miguel Ángel o de la Gioconda de Da Vinci pero por muy perfecta que sea la copia, nunca serán la original, nunca tendrá esa aura.
Un hecho que, en una época donde cualquier compositor endiosado se cree con derecho a violar a base de arreglos una partitura original bajo la manida excusa del "estilo", gana el doble de puntos, y es que la música es arte y, como en el arte añadiendo a lo que indiqué arriba, una pintura original siempre valdrá más que una copia y muchísimo más que una versión actualizada de la misma (una Gioconda con bigote, salvo que seas Duchamp, no valdría nada), por mucho que a cualquier cani silvador que se piense que un conservatorio es un nombre fino para llamar al frigorífico opine lo contrario.

Así que, desde aquí, reclamar créditos a quien lo merece. Es una pena que apellidarse "de Málaga" y no "de Sevilla" apee a esta banda del lugar que le corresponde en la historia. Aunque más triste es que en su Málaga natal quizás tampoco se les valore pues tengo entendido que allí Bomberos no es más que considerada banda de cabecera o traslados, máxime cuando en la actualidad musical cofrade malagueña parezca haber tronos y Hermandades dando tumbos sin saber encontrar un estilo musical.

Puntos a resaltar: autenticidad. Fidelidad a sí mismos. En unos tiempos en los que se imponen las modas, en los que las bandas se dopan de instrumentaciones y voces y a pesar de ellos no dejan de llamarse falsamente "de cornetas y tambores" (la gran mentira de la música cofrade de nuestro tiempo), tiempos en los que lo fácil sería dejarse llevar por la corriente aun a riesgo de perder tu personalidad,... Es en estos tiempos cuando ser uno mismo supone perder contratos, no ser contratado, no ser seguido en masa, la personalidad es un valor añadido.

En su contra: el apellido Málaga. Que la historia de la música procesional se escriba desde Sevilla (recuerdo a la discográfica Pasarela donde trabajaba un tal Muñoz Berros, supuesto "erudito" de la música procesional para bandas de Cristo, poner en sus discos marchas de Escámez bajo falsas dedicatorias a Sevilla, o a webs de Hermandades incluír en su patrimonio musical dichas marchas por ejemplo http://hermandaddesanbenito.net/archivo-musical) y, por tanto, se escriba acorde a sus intereses. Que la propia Málaga la considere como banda de cabecera no ayuda sino a devaluar a sus conciudadanos. Una pena, nadie es profeta en su tierra, ni siquiera si eres el germen de toda esta locura en la que se han convertido las bandas de cornetas.

1 comentario:

  1. Estimado Sr. Cea:

    Considero muy acertado todo lo que opina sobre la banda de Bomberos... pero hay que vivir desde dentro la realidad de la citada banda para conocer su propios problemas. A saber: la desidia, el desinterés y el complejo de inferioridad de la inmensa mayoría de componentes...a bomberos ya no la conoce ni la madre que la parió.
    Y esto lo afirma alguien que lleva desde que nació oyendo a bomberos; que ha tenido la fortuna de tocar junto a un discípulo directo de los Maestros Escámez y Frutos (uno de los grandes olvidados en esta historia); y que ha intentado que bomberos regresase a la senda correcta para que todos los aficionados al género pudiesen disfrutar de lo mismo que yo he podido vivir y que hoy día está relegado al más absoluto olvido.
    Cordialmente le saluda:
    Arturo Cáceres

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