El análisis
discográfico – La Pasión según La Pasión: Pasión3 (Pasión al cubo)
Llevaba bastante tiempo sin escribir por estos lares. Mucho más tiempo sin hacer un análisis discográfico, pero la ocasión bien lo merecía.
Casi 20 años se ha hecho esperar. Decenas de grandiosas obras estrenadas desde entonces. Tras una sonada irrupción en la Semana Santa de Sevilla. Pero ya lo tenemos en nuestras manos (o mejor dicho, en nuestros dispositivos, que la tecnología ha ido avanzando desde aquellos CDs físicos y MP3s).
Desde la pasada semana, en este mes de marzo de 2025, ya se ha hecho realidad el nuevo trabajo discográfico de la celebérrima Agrupación Musical de La Pasión de Linares titulado ‘La Pasión según La Pasión’. Valga la redundancia que yo, como titulo en esta entrada, elevo a la tercera potencia, pues lo que se nos ofrece es una Pasión, esa Pasión de Cristo contada, literalmente (pues cada marcha te va llevando por cada momento del suplicio de Nuestro Señor, perfectamente introducido, además, por sus respectivas locuciones de voces sacadas de lo más selecto posible), por los instrumentos de La Pasión en un trabajo cargado de Pasión: de esa Pasión por la Música que esta Agrupación refleja en su día a día, en cada actuación, pero que ha quedado volcada sobremanera en un disco que ha tratado a la Señora escrita en 5 líneas con el mayor de los mimos y respetos, como solo se puede tratar a alguien a quien se ama con el alma y el corazón, ese amor desinteresado en el que uno deja hasta la última gota de sí para ser mejor y así hacerse mejores mutuamente.
Baste una anécdota que se cuenta de la grabación de este disco para dar cuenta de la pasión volcada en el mismo: se dice que el director de la formación, Juan Luis López, un día que las cornetas no estaban “finas”, decidió cortar de raíz esa sesión de grabación. Imaginen el cariño y el énfasis puesto al disco que, te pegas un viaje desde Linares hasta Sevilla para acudir al estudio de grabación y, mientras cualquiera haría salir lo que saliese para aprovechar el viaje, estos locos de la música deciden que no, que no es suficiente.
Como decimos, el disco nos va llevando por distintas escenas de la Pasión de Cristo en cada uno de sus títulos, en una selección de 10 temas, absolutamente exquisita, a pesar de que ha dejado fuera otras grandísimas composiciones (pero qué dedo se corta uno que no le duela).
No están todas las que son, pero sí son todas las que están. Sobra comentar mucho de cada una de ellas:
‘Al que yo bese’, el posiblemente último “gran hit” de una banda que no está acostumbrada a buscar un éxito como el que quiere ser número 1 en los 40 principales, abre el disco. La marcha de Torres Simón que lleva esa mezcla entre melodías que recuerdan a los sones más eminentemente sevillanos pero macerados con la calidad y sapiencia de un compositor de contrastada formación no da entrada a lo que vamos a esperar aquí.
Le siguen sendas marchas del actual compositor de cabecera de La Pasión. Un “paisano”, también surgido, como los centenarios olivares, de las tierras jiennenses, Gándara nos deja dos temas con su Denominación de Origen, pero, aunque no lo parezcan, absolutamente distintos:
Por un lado, la romántica ‘Al Señor del Prendimiento’, pinceladas impresionistas para representar los momentos de tensión que el Señor vive en Getsemaní cuando va a ser capturado. “Son bandas sonoras”, decían despectivamente de estas marchas muchos de los que hoy intentan, sin el mismo éxito, practicar esta música descriptiva: porque, efectivamente, si creen que eso es una crítica, en mi opinión, es el más absoluto de los halagos que una Música pueda recibir. Por cierto, muy curioso que abran el disco dos marchas dedicadas a una Hermandad a la que, aunque Pasión ya no acompañe, sí que debe mucho su música: El Prendimiento de Almería.
Por otro lado, el sabor a barrio, de un Cautivo que ‘Nunca camina solo’. Melodías evocadoras y emotivas sin caer en un sentimentalismo barato, cocinadas con el mismo mimo que los pucheros de las abuelas de ese Tiro de Línea que siguen en masa a su Señor, pero con el toque contemporáneo de los grandes chefs, en una fusión que también es Banda Sonora: la de un Lunes Santo.
‘El Sumo Sacerdote’, del trianero Fran Ortiz, nos da el contrapunto (imitativo, por supuesto, como la marca indistinguible que este autor suele dejar en sus composiciones) más popular sin salir de la senda de calidad de toda la grabación, como ese deje castizo del Domingo de Ramos cordobés. Sones a la memoria de un “Caifás” bueno que de seguro hubiera disfrutado enormemente de este trabajo.
Cuatro compositores de muy distinta procedencia, aunque bastante ligados a la música cofrade de la provincia de Jaén, completan la pléyade de autores presentes en el disco:
De Luis Fernández Ramos llega ‘Negaciones de San Pedro’, una marcha con claros tintes del verde oliva de la música cofrade de Agrupación Musical de la zona oriental de nuestra comunidad.
Del siguiente autor y marcha sobran los calificativos. Hablar del nazareno Nicolás Miguel Barbero Rivas es hablar de palabras mayores en esto de la marcha procesional. Y en este disco se “estrena” con toda una ‘Atado a la Columna’ que es una master class de marcha descriptiva: potente, con fuerza y rabia, como aquellos soldados que empuñaron los flagelos que dañaron la espalda de Nuestro Señor; lacerante e incisiva en cada ataque de cada nota; lastimosa en cada nota de corneta, pero sublime y muy escuchable, trasladándonos a ese Pretorio.
Una joven, no promesa sino realidad, como es la partitura de Ignacio García Pérez, planta con la tierra del tono cobrizo de su Granada natal y nutrida de la savia jiennense de años componiendo para la otra gran Agrupación de la provincia, una obra para una tierra de vides como es la Mancha, ‘El Nazareno’, para la homónima imagen de Ciudad Real.
Y, en este viaje de ida y vuelta, pero con parada obligatoria en Linares, del moronense José María Sánchez Martín (también otrora frecuente y conocido, como Ignacio García, por sus marchas para el Despojado) se junta con La Pasión para devolver a Granada un trocito de música con ‘Misericordia’, idónea para el Viernes Santo con ese Cristo de los Favores.
Para el cierre del disco, Pasión se vuelve a mirar en sus dos compositores fetiche de los últimos años, y creo que eso ayuda a que sean mis dos temas favoritos del disco.
Cristóbal López Gándara, el autor más presente en la grabación, cierra su participación con ‘Volver a la vida’, marcha dedicada a la Resurrección de Linares y que bien refleja ese excelso poder de Aquel que, mejor que nunca con esta música, no es sino “la Resurrección y la Vida”.
Y, por último, el mejor cierre del disco a la que sea, posiblemente, la mejor composición para Agrupación Musical de los últimos 20 años, posiblemente de lo que llevamos de siglo XXI… y para un servidor puede que hasta de la historia. No tengo calificativos para ‘A la memoria de un amigo’, esa magna obra que nos legó Nicolás Barbero y que a servidor le dejó una herida desde aquella noche de Domingo de Ramos de 2013 que sigue sin curarse más de una década después. Me retrotraigo al hilo al respecto que hice en Twitter/X. Puro stendhalazo.
A nivel producción, Pasión de Linares, aquí bajo el sello Pasarela, sigue dando muestras del cuidado y mimo que han prestado al disco, dejándonos una grabación con un sonido totalmente limpio… tan limpio que, como se ha comentado en otros lugares, no termina de hacer justicia a, junto a Cigarreras, una de las bandas cofrades con el directo más brutal e insultante del momento.
Se sobreentiende que las bandas acceden a grabar en parte también para que sus marchas se conserven (máxime en estos tiempos de marchas “fast food” de consumo rápido) y se aprecien detalles que musicalmente son difíciles de captar en la calle, rodeados de sonido ambiente, o en los cientos de certámenes de bandas en Polideportivos, solares y casetas municipales con la peor acústica del mundo. Pero la extrema limpidez le quita un ápice de calidez que la banda en el directo tiene, habiendo pasajes, como por ejemplo algunas marchas cuando rompen a forte/fortissimo, que, la banda en la calle da muestras de potencia, llegando a causar esa elevación en el oyente que, en el disco, parecen quedar algo “interruptus”. Incluso dando lugar a dar la sensación de que hubiera como “cortes” en la grabación, algo perceptible, a mi juicio, en marchas como ‘Nunca camina solo’, que no terminan de romper del todo cuando la música pide hacerlo.
A pesar de ello, ésto, más que como crítica, debería tomarse como un halago: estamos ante una banda sin trampa ni cartón que te ofrece en su directo, no solo las mismas prestaciones y garantías de lo que se escucha en un estudio, sino que encima las mejora con creces.
El comentario final:
En los últimos años se ha instalado en la música cofrade un artificial debate que pone a las bandas y agrupaciones musicales en una encrucijada, obligándolas a decidirse entre el éxito express, de triunfar en el presente a través de marchas y recursos efectistas que calan en el público tan rápidamente como tan efímera es su perdurabilidad -que no es sino hasta que salga el siguiente “hit” de turno que mande al anterior al cajón-, o la opción de apostar a futuro, querer que tu música trascienda y marcar la senda de la evolución.
Pasar a la historia o hacer Historia.
Y puedo comprender a quienes toman la primera senda. Al fin y al cabo es el camino fácil y el que te asegura recompensas en vida.
Pero si se quiere pasar a la eternidad, el segundo camino, aunque más sacrificado y elaborado con fuego más lento, es la única opción. Aunque pueda que no tenga premio en el presente, aunque incluso conlleve el ostracismo y ser dado de lado por tus coetáneos. Pero si se quiere, no importa: muchos grandes genios fueron incomprendidos por la gente que les rodeaba a lo largo de toda la Historia, la misma Historia que acabó dándoles su lugar.
A Pasión debemos agradecer que, a pesar de los pesares, de las críticas, de las fieras campañas en su contra, de gurús paniaguados y un relato que busca sustituir con sentimentalismos y cuestiones meramente subjetivas un abrumador dominio musical, sigan apostando por hacer esa Historia, siendo este disco una piedra más del corpus musical que, en menos de 30 años de existencia nos vienen dejando desde el principio. Un “tratado sobre la evolución de la música cofrade”, como menciona Ybam en su cuenta de Twitter/X, que, tal vez no goce de la fama actual que otros trabajos y composiciones sí, pero estamos más que seguros que será muy tenido en cuenta en el futuro.
Al fin y al cabo, hoy día es más famoso Bad Bunny, pero nadie que no fuera un fanático ignorante dudaría ni un segundo de que un tal Freddie Mercury es mucho mejor cantante; como todo el mundo dice que su niño pinta mejor que Miró o Picasso, pero ninguno de los cuadros de sus hijos vale los miles y millones de €uros que valen las obras de dichos artistas.
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