3 de agosto de 2016

Regreso al pasado: Sinfonismo, música programática y música incidental. Su presencia en la música cofrade

El verano es largo y aburrido, pero también tedioso, así que como no tengo ganas ninguna de crear una entrada nueva, esta semana os recuperaré una de mi vieja cosecha, una entrada de opinión que hice en su día para el blog de "YoMúsico".

Recogiendo una propuesta de un forero que lleva otro blog y foro (valga la redundancia) dedicado a los músicos de la música procesional, he realizado un artículo sobre ésta para ese blog. Como no sé si me lo van a publicar (o no) y si me van a respetar la autoría (o no), ya me adelanto yo a los acontecimientos y os dejo el texto íntegro por aquí, que para algo he abierto esto.

Sinfonismo, música programática y música incidental. Su presencia en la música cofrade:

El otro día el gerente de este espacio dedicado a los músicos cofrades me lanzaba el reto de escribir algo para este blog. Tras meditarlo profundamente, a pesar de que soy amigo de la música cofrade pero enemigo acérrimo de ciertos músicos cofrades que es a quienes precisamente dedicado este blog y foro, y que, exceptuando la experta opinión y el buen gusto de si acaso un par o dos  de foreros (en especial del gran estilo procesional cuyo blog admiro), con el resto tras ver estas páginas apenas concuerdo con nada (mira que alguien atreverse a decir que marchas como Caridad del Guadalquivir o Mi Amargura son las mejores de la historia estando por delante maestros como Dorado, Farfán, los Font, Gámez o en la actualidad compositores como Marvizón, Hurtado o Moreno Pozo entre otros).
Pero como la fama de polémico ya la tengo más que ganada en otros espacios, hoy me voy a centrar en hablar de cuestiones meramente objetivas para, a través de mis escasos pero bien ordenados conocimientos en música universal aplicados a la música procesional, tratar de educar un poco más el oído y el buen gusto de gente que por desconocimiento no se paran a valorar lo que tienen delante.
La reflexión que hoy aquí os muestro me surge tras pensar algo que paseando un día por la red encontraba en un blog nuevo de un joven músico cofrade en el que, en una casi declaración de intenciones, su primer artículo hablaba de que no iba a ser objetivo.
Me parece bien, cada cual escribe y piensa lo que quiere y no lo que los demás quieren que piense. Hasta ahí todo bien, pero me llamó la atención una frase que decía así:
“y a las que han perdido totalmente el rumbo y han olvidado para que existe la música cofrade, más intentos de sinfónicas que bandas de Semana Santa.”
Recordé pronto que este joven, en una entrevista, había hablado de esa forma un tanto despectiva de bandas como Pasión de Linares o Cigarreras y entonces enlacé en seguida que esa referencia era clara a bandas que siguen esa corriente.
No es el único comentario que se oye al respecto. Desde los sectores más puristas de la prensa morada (algunos de los cuales afiliados a cierta hermandad con banda propia y con ello parece que más predispuestos a defender los intereses de “su” banda) donde se ha criticado hasta la saciedad el estilo Cigarreras por “no ser fiel” al estilo de la corneta e introducir técnicas y fórmulas derivadas de la música culta, hasta otros sectores como costaleros o simplemente cofrades de a pie que según sus versiones: “eso no vale para que un paso ande” o “se parece más a una banda sonora” en referencia a grandes obras maestras de las Agrupaciones como por ejemplo A la memoria de un amigo.
Vaya por delante una cosa, ¿Qué fue primero el huevo o la gallina? Es decir, ¿se hicieron los pasos para la música o la música está hecha para los pasos? Con esto considerar antes que la música es algo que, aunque imprescindible en la Semana Santa (hasta el silencio tiene su música como propugnaba John Cage), no es tampoco lo principal de ella –esto a muchos se le olvida y se creen “more popular tahn Jesus” que dijo John Lennon-.
Pero retomemos el tema. ¿En verdad el “sinfonismo”, esta especie de música pura, de “bandas sonoras” es algo tan alejado de ese verdadero rumbo de la música para Semana Santa?
Podríamos irnos a los inicios de la música sacra católica para explicar la inherente unión música-texto, pero ya que esto va a ser extenso de por sí pasamos de la parrafada y nos iremos al momento en que surge la música procesional: el Romanticismo.
Por dar unas breves pinceladas, el Romanticismo musical rompe con el anterior clasicismo, “frío” y “calculado”, aunque sería mejor dicho que buscaba la estética, y se amparará en la transmisión de sentimientos del compositor que buscará ampliar sus miras y sus recursos rompiendo barreras de los estilos y formas clásicas para buscar esa expresión pura. Solo pensar en la música temperamental de Beethoven o en la melancólica de Chopin para saber de qué hablamos.
Durante este periodo, a las típicas formas musicales (concierto, sonata, suites, sinfonías,…) se les unen nuevas y nuevos conceptos, entre ello, los compositores comienzan a optar por basar su música en algo extramusical (programa, algo no muy frecuente en música instrumental, ya sea texto, imagen, paisaje, biografías, leyendas,…) y surge la música programática y la música incidental (esta última más ligada a la escena, teatro, ballet o incluso cine en el post-romanticismo y el cine impresionista y en los años 20 del siglo pasado). En ambas el principio es el mismo: que la música transmita unas sensaciones que recuerden a ese programa, a lo que mediante sonidos se quiere representar, que la música represente lo que se ve en escena.
Uno de los géneros que mejor resume esta característica es la marcha fúnebre. La marcha fúnebre no es algo originario del romanticismo pero será en este momento cuando cobre importancia. Su carácter sobrio, melancólico y triste la hacían adecuada a la representación del dolor, y de ello se contagió la incipiente música procesional que comenzaría a surgir hacia mediados del siglo XIX.
De hecho, siguiendo la Historia de la música procesional que escribiera Mateo Olaya, y tal y como se puede ver, las bandas en inicio contaron con un repertorio no propio para Semana Santa basado en estas piezas fúnebres de grandes compositores del Romanticismo (Beethoven, Schubert, Gounod, Wagner, Grieg, Verdi, …).
Cuando se comienza a producir un repertorio propio dedicado a imágenes de Semana Santa el género del que se tomará la base será, pues, la marcha fúnebre, y se tomará en referencia las composiciones de los maestros románticos.
Con los años, el avance musical será mayor y aunque se abandonará la marcha fúnebre, llamémosla “pura”, el sinfonismo seguirá estando presente. Los compositores de los que estamos hablando, de inicios ya del XX, momento en que se vive en España también el nacionalismo musical, desarrollarán una nueva manera de hacer música procesional pero con la presencia siempre de ese sinfonismo. De hecho autores como Font Fernández o los Font de Anta y marchas como Amarguraso Soleá dame la mano están compuestos siguiendo forma de poema sinfónico.
Teniendo estos datos en la mano, ¿podemos negar que el sinfonismo esté presente en la música procesional desde sus orígenes? ¿En verdad es algo tan alejado como se pretende hacer ver de la Semana Santa? ¿Es pues una moda pasajera de los últimos años o es, al fin y al cabo una norma no escrita puesto que todo compositor cofrade que se precie está realizando música programática? ¿O acaso el sinfonismo solo puede estar reservado a la música para bandas de plantilla completa pero nunca para las formaciones de viento-metal?
Yo diría incluso que todo lo contrario: las formaciones de viento-metal desde su nacimiento en lugar de apegadas a ese origen romántico han estado ligadas a una tendencia a la marcialidad y en su evolución solo han progresado en dos líneas, o siguiendo las tendencias que se están denominado “sinfónicas” influidas por las bandas de música, o las tendencias influenciadas por el folclore y más alejadas a esa música programática pues en nada se asemeja lo que la música representa a lo que se ve en la calle.
Resumiendo en pocas palabras recordemos lo que uno de los genios musicales del siglo XX dijo de nuestra música procesional (representada en la marcha Soleá dame la mano): “Estoy viendo lo que escucho” (Igor Stravinsky).
Pues que así sea y en vez de ver taconeo y flameko, veamos el dolor, triunfo y gloria de la Pasión, Muerte y Resurrrección

Gracias por su atención.

No hay comentarios:

Publicar un comentario