29 de marzo de 2020

Pasando (de) la cuarentena: los colores de la Semana Santa. Hoy: el PÚRPURA

LOS COLORES DE LA SEMANA SANTA. EL PÚRPURA:

Cuando escribí por primera vez esta entrada hará un par de años, me encontraba escuchando la marcha Cristo de la Salud y Buen Viaje, como dije en su momento, todo un clásico de ese estilo que cada vez estamos oyendo menos por culpa de las modas como son las Agrupaciones, y me disponía a hablar de un color muy relacionado con el pasaje que representa dicha advocación sevillana, un nuevo color de esta serie… ¿O tal vez de uno que ya he hablado…?
Es el PÚRPURA, nombre que deriva del griego porphýra. Púrpura era el nombre que recibía un molusco, el Stramonita haemastoma, que como peculiaridad suelta un fluido de un determinado color como si fuera tinta y del que en la Antigüedad se extraía el tinte de este color que era muy valioso y preciado.
El púrpura natural es un color magenta oscuro, entre violáceo y rojizo, si bien la concepción del color púrpura ha variado mucho debido a las variaciones en la fabricación de los tintes, y hoy día se suele considerar púrpura cualquier color de la gama de los morados o cualquier color rojo oscuro o burdeos (por ejemplo, es lo sucedido con los Cardenales de la Iglesia, también llamados “purpurados” por vestir este color, aunque en la actualidad visten más un color escarlata, o como referencia cofrade el Señor de la Sentencia de la Macarena no hará mucho vistió una túnica que tendía más al rojo y que le llamaron “túnica púrpura”).

El púrpura como tal no es un color litúrgico, sin embargo tiene un valor simbólico e iconográfico muy importante en el cristianismo.
Como símbolo, el púrpura, debido a su difícil extracción, era un color muy costoso y escaso que significaba riqueza y poder. En la parábola del rico Epulón y el pobre Lázaro (Lc. 16, 19-31), Cristo cuenta como el rico Epulón solía vestir de púrpura. El púrpura era, además, el color imperial o real:
Izquierda: Mosaico de Justiniano en San Vital
de Rávena. Derecha: Pantócrator de San Clemente
de Tahull. Observamos en ambas la vestimenta "real"
color púrpura.
Fotos: Wikipedia
emperadores y altos cargos romanos y bizantinos podían vestir (a veces incluso en exclusiva dictado por ley) este color (véanse los mosaicos del emperador Justiniano y Teodora en San Vital de Rávena), los códices y pergaminos de uso palatino se teñían con este color (los llamados Codex Purpureus), etc…
Es por esta razón que, en señal de realeza, muchas imágenes de Cristo entronizado se vean reflejadas con túnicas este color (especialmente en obras de la Alta Edad Media, bizantinas o románicas).

En el mundo cofrade, encontramos el púrpura en la heráldica de muchas cofradías, cuyos escudos se encuentran encuadrados en un dosel o pabellón formado por un manto de armiño. Éste es un símbolo real formado por un manto púrpura cuyas vueltas se forraban con la piel del animal homónimo (que era blanco con la punta de la cola negra), y precisamente su uso (a veces en combinación de la corona real o del Toisón de Oro) en heráldica cofrade queda reservado a Hermandades con título de Real (magnífico ejemplo el de la Hermandad de Montserrat de Sevilla). No obstante hay Hermandades sin dicha dignidad que usan este símbolo (igual que la corona real) como mero detalle decorativo en sus escudos, viniéndoseme a la mente el ejemplo de la Hermandad del Viernes Santo de mi localidad.

En la iconografía de la Pasión, el púrpura es un color importante pues es de los pocos directamente mencionado en los Evangelios. Concretamente en el pasaje de la coronación de espinas, los soldados
para burlarse de la realeza de Jesús lo visten de púrpura (color real como hemos dicho) y lo coronan de espinas. Es por esta fuente que numerosas imágenes de este pasaje de la coronación de espinas y burla de los soldados y los inmediatamente posteriores (Ecce Homo) lleven túnica o mantolín de este color, la famosa clámide púrpura: así lo vemos en el citado Señor de la Salud y Buen Viaje de San Esteban de Sevilla (que aunque se le suele añadir sobrepuesto -y más normalmente en rojo que en púrpura-, la imagen de por sí ya lleva tallado un mantolín más cercano al color original), o aunque no procesionen en el magnífico Ecce Homo de Luisa Roldán de la Catedral de Cádiz y el también magnífico Cristo llamado precisamente Cristo de la Púrpura, una histórica iconografía de Jesús recogiendo sus vestiduras tras la flagelación que la Hermandad de las Cigarreras recuperó no hace mucho con una imponente obra de Navarro Arteaga.
El Cristo de la Púrpura de Navarro Arteaga para las Cigarreras
Foto: ABC
Detalle del uniforme de la Coronación de
Córdoba. Fajín de color púrpura.
Foto: Antonio García, extraída de
Sones Azahar

El apunte musical: el púrpura aparece mencionado en el título de varias marchas de Cristo: Con púrpura de Rey, Púrpura de Rey, El peso de la púrpura,… aunque la más famosa quizás sea La clámide púrpura, obra de Juan Luis del Valle y Francisco José Carrasco y originaria de la Agrupación Virgen de los Reyes dedicada, como no, a la Hermandad de San Esteban.
Encontramos acertadamente el púrpura en detalles de la nueva uniformidad de la Banda de la Coronación de Espinas de Córdoba.

Resumiendo:
Púrpura: color de la realeza. En heráldica cofrade, como se ha visto, su uso debería reservarse a Hermandades con título Real. Iconográficamente sería el color correcto para la coronación de espinas y pasajes que representen momentos posteriores, sobre todo la mencionada coronación, la burla, presentación al pueblo (Ecce Homo),…
Si se siguieran fielmente las Escrituras sería incorrecto vestir de púrpura cualquier imagen pasionista anterior a dichos momentos.
En la iconografía de María quizás sí se podría usar como símbolo de realeza.

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