12 de abril de 2020

¿A qué suena el Domingo de Resurrección?

El Domingo de Resurrección suena a alegría. Suena a campanas anunciando la buena nueva: "No está aquí, ha resucitado".
Es un día que sonó a completo en aquella madrugada de Domingo del año 1996 cuando el crujir de las puertas de Santo Domingo completó una Semana que antes acababa el Viernes Santo. Sonó a Resucitó de las trompetas de una banda vieja, sonó a Córdoba desde unas plumas blancas que luego se volvieron música trianera, y hoy suena a Cornetas, a izquierdo y costal.
Suena a una Aurora de Resurrección que despierta a la ciudad para animarla a buscar a Cristo vivo, a los cantos de los pájaros en la amanecida y a las voces de las Hermanas de la Cruz. Y cuando el sol brilla sobre la piedra medieval de Santa Marina, suena el Domingo a Amarguras cerrando el círculo.
Y es que suena el Domingo de Resurrección a despedida, a esa despedida agridulce de lo vivido. Suena a la nostalgia que nos invade cuando vemos vídeos de estos días, escuchamos el desmontar de palcos y vallas o el mismo chirriar de los coches cuando pasan sobre los ríos de cera derramados.
Suena a un adiós pero esperanzador, a un "Hasta el año que viene", a un nuevo pasar de las hojas del calendario. Suena a abrazos y a felicitaciones, unas quizás no sean de verdad, pero otras son las más sinceras.
Pero, para quien les escribe, también sonó a la despedida más triste. Sonó a corneta que se apagaba y a Nazareno del Cielo con un nudo en la garganta. Sonó al trago más amargo que un músico pueda vivir y que nos tocó sufrir por segunda vez. Suena a la memoria de unos amigos y a un hasta que nos veamos en el Cielo más que a un hasta siempre.

¿Que a qué suena el Domingo de Resurrección? Suena a promesas, suena a cofrade y hermano, que aun siendo lo mismo a veces pueda ser diferente, y suena a lo que es: a la Gloria.

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