9 de abril de 2020

Expiración, la muerte del silencio

Hoy, Jueves Santo de 2020, el maldito virus que nos ha sumido en esta situación ha postergado la consumación de un hecho que no por esperado deja de ser negativo.

Porque siempre es triste y un claro síntoma de que la Semana Santa sí vive en cierta decadencia enmascarada, que una Hermandad, igual que una banda o incluso localidades enteras, renuncien a una personalidad y a una filosofía propias condenados por el ostracismo al que nos está sometiendo esta moda globalizada cofrade que impone un modelo sevillano-trianero de corneta y costal, de Mi Amargura, paso de misterio e izquierdo, como el único modelo válido.

Y es que, salvo si se es Sevilla o una localidad con una tradición cofrade realmente arraigada, la singularidad, el ser diferente, especialmente si se trata de intentar ser una cofradía de corte serio y silencio, está penado y la condena es dura sea cual sea la vía que se tome: o morir o plegarse a las exigencias de la masa y ser una más sacrificando tu identidad, que al fin y al cabo es lo mismo en ambos casos, dejar de existir.

Esta noche, para una Hermandad de mi pueblo, la Real e Ilustre Hermandad del Santísimo Cristo de la Expiración, María Santísima de los Dolores, Santa María Magdalena y San Juan Evangelista, Hermandad de más de un cuarto de milenio de historia, iba a ser la noche en la que sus hermanos iban a sucumbir a esa presión soportada durante décadas hasta el punto de ser insostenible, faltándole año a año costaleros suficientes para sacar sus dos pasos porque, así sin filtro dicen los sacapasistas del pueblo, "es aburrido". Es aburrido, dicen, un paso con música de capilla (los mismos que seguro luego en la noche cogían el coche para ver al Silencio en Sevilla). Es aburrido, hablan, un paso de Virgen sin palio y con música "fúnebre" (entrecomillo porque el repertorio de fúnebre tenía no mucho porque tenían que hacer concesiones a la galería para intentar mantener costaleros). Y la gente del pueblo yéndose fuera porque es una procesión "aburrida" y es mejor ver los legionarios en Córdoba o Málaga y diciendo barbaridades como que no les gusta la imagen del Cristo porque es "raro". Para eso son costaleros y cofrades, ese es el sentido de la Semana Santa: divertirse, un hobbie sacro, un espectáculo circense y una belleza sin contenido.

Cierto es que la Hermandad no es la mejor de mundo (contando que ésto tampoco es una competición, es solo una forma de hablar). Cierto es que también habrán cometido errores y que, entre que la Hermandad tampoco es poderosa económicamente y en parte también ha sido un poco cerrada a cambios, tampoco tienen mucho margen de acción. Pero no por ello hay que hacer como en esta muy cainita Palma que, como su madre Córdoba, le gusta derribar lo de dentro, y carga culpas de la situación íntegramente sobre la Hermandad cuando, claramente, la gente no se acerca a ella por lo que no se acerca que no es sino lo dicho anteriormente.
Y por ello para nada estoy de acuerdo con las voces que pontifican que la única solución para salvar el futuro de la Hermandad pase por, entre otras cosas, meterle una Banda de Cornetas detrás haciendo un único paso (por no hablar de los que, directamente sin pudor, piden una sustitución de la imagen titular).

No seré yo, por supuesto, quien tenga que enmendar la plana a nadie y menos a los hermanos de la Hermandad que son quienes tienen la última y única palabra en esta situación. Pero siendo sincero yo hubiera optado por otra solución, otros cambios que, aunque también bastante significativos, no hubieran sacrificado el estilo de la Hermandad en la calle, a saber:
-Sí a lo de unificar a todos los titulares en un único paso de misterio, un Calvario.
-También cambiar, poco a poco y acorde a las posibilidades de la Hermandad, el paso procesional. Uno de líneas sobrias, en colores oscuros sería perfecto.
-No al cambio musical. Mantener la capilla en Cruz de Guía invitando al silencio y Banda de Música con repertorio acorde tras el Calvario (La Sagrada Lanzada, Marcha fúnebre a la Quinta Angustia, El Cachorro, La Vía Sacra, Jesús de las Penas, etc.).
-Y sí hacer un cambio más profundo a los nazarenos: cambiar el uniforme penitencial acorde a una cofradía de las características (el actual que mezcla la capa y los colores "nacionales" con un intento de seguir las formas de las de "negro" es un tanto chocante). Ese cortejo de nazarenos con túnicas de cola, ya no de negro, incluso manteniendo un rojo burdeos más oscuro, impondría más.

Pero todo esto solo son divagaciones, ilusiones porque un camino así sería más largo y difícil que el atajo de dar a la gente lo que quiere.
Como decía al principio, esta situación ha aplazado el cambio pero no evita lo inevitable: para 2021 ya se habla en los mentideros cofrades del hecho de que la Hermandad cambiará su estilo musical a Cornetas y Tambores.
Los costaleros, entonces, a lo mejor estarán garantizados. Pero será la muerte de una forma de hacer cofradía distinta al menos aquí, a la que solo queda, si acaso, un Vía Crucis a cuyo formato el propio Consejo ha sacado competencia.
De nada sirve imitar a las ciudades si la Semana Santa queda carente de su sentido, vacía.
Es la muerte del silencio. Y el principio de la agonía de una Semana cada vez menos Santa.

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