4 de abril de 2020

Pasando (de) la cuarentena: los colores de la Semana Santa. Hoy: el NEGRO

LOS COLORES DE LA SEMANA SANTA. EL NEGRO:

Vamos hoy con un color que, por desgracia, se pone de vez en cuando de actualidad (como en estos momentos está pasando): el NEGRO.
Más que un color, el negro es la ausencia de color, es la percepción visual de la oscuridad por la falta de fotorrecepción de luz (según Wikipedia). Su nombre deriva del latín niger que a su vez parece derivar de la palabra protoindoeuropea neku-t que significa noche.

En nuestra cultura occidental el negro es casi siempre un color con connotaciones negativas (por ejemplo algo prohibido o indeseable se le añade en las listas negras, o todo grupo o familia suele tener su oveja negra) ligado con lo malo y la muerte. Como indica la siempre útil Wikipedia, ya desde tiempos de Roma es así, por ejemplo los romanos marcaban los días de celebración con piedras blancas y los días aciagos con piedras negras. Por cierto, los días de celebración eran los fasti mientras que los otros eran nefasti, de ahí que usemos hoy la palabra fastos para hablar de
celebraciones y nefasto para hablar de algo malo.

La Iglesia Católica, que guardó mucho de aquel Imperio, toma también estas connotaciones del color negro. El negro como ausencia de luz, como oscuridad, es lo contrario a la vida y la alegría, es la muerte y la tristeza, el vacío. Es el color del duelo y del luto, como estamos viendo recientemente.
Como tal la Iglesia lo adoptó tradicionalmente como color litúrgico para las exequias, entierros, misas de Requiem o difuntos, y, cómo no, el 2 de noviembre en la festividad de los Fieles Difuntos y en la jornada del Viernes Santo, día de la muerte del Señor. También era el color del Miércoles de Ceniza. Sin embargo, en el Concilio Vaticano II, cuando se revisó el misal romano, se dio la libertad a los oficiantes de elegir entre el negro y el morado (que ya vimos que también significa duelo y tristeza) como color litúrgico de estas celebraciones, por lo que el negro ha caído algo en desuso como color litúrgico.

Es por esta connotación de muerte por lo que no es nada habitual (de hecho no sería muy correcto) ver a imágenes de vestir de Cristo, obviamente representándolo vivo, vestidas de negro, si bien en un
El velo de tiniebla del Cristo de Ánimas de
Córdoba, aunque transparente en este caso,
simboliza la oscuridad que según los Evangelios
sobrevino a la muerte de Cristo
Foto: Diario de Córdoba
pasado si parece ser que fue habitual y hay Hermandades que tienen túnicas negras en sus ajuares. Sí lo vemos, si acaso también, en ciertas imágenes de Cristo Yacente o de Cristo crucificado muerto que tienen paño de pureza no tallado (algo no tan frecuente en Andalucía), que puedan llevarlo de este color. No habiendo encontrado imágenes (en alguna clase de Historia del Arte creo recordar haber visto fotografías algo añejas del Cristo de San Agustín de Granada con paño de pureza de este color) aunque hablando de Cristos con sudarios de tela, me he acordado del Cristo del Remedio de Ánimas de Córdoba y su velo de tinieblas, velo que llevan también otras imágenes como el Cristo de la Expiración de Jerez que también posee uno en color negro, velos ambos que representan simbólicamente a esas tinieblas, esa oscuridad que mencionan los Evangelios cuando muere Cristo en la Cruz.

Aunque las imágenes de Cristo no lleven habitualmente este color, el negro si es un color muy presente en la Semana Santa, dando, de hecho, un “nombre” a una tipología de cofradía específica:
Nazarenos de El Silencio de Sevilla.
Foto: El Correo
las llamadas cofradías de negro. Las cofradías de negro o de silencio son esas cofradías de gran sobriedad en las que el rigor penitencial es mayor, y aquí el negro, además de su sentido fúnebre (pues recordamos que hay cofradías de negro que rinden culto a imágenes de Cristo vivo) y de que muchas de estas cofradías tienen su jornada en el Viernes Santo (aunque también hay muchas en otros días), tiene un sentido también de rigor, pues al ser ausencia de color el negro es sin dudas el color también de la austeridad, un negro que vemos ampliamente en estos cortejos, tanto en sus pasos, como en sus insignias y cortejo, pero sobre todo en sus nazarenos siendo lo más conocido el hábito negro ruán de cola acompañado de cinturón de esparto, claro ejemplo los nazarenos del Silencio de Sevilla.
Por no hablar de la “tipical Spanish” mantilla negra que se suele lucir sobre todo en el Viernes Santo, aunque aquí a veces la austeridad muchas veces brilla por su ausencia ("hay mujeres de mantilla que da vergüenza mirarlas" que decía una chirigota creo recordar que del gran Manolo Santander).

Aunque no vemos muchas imágenes de Cristo vestir de negro, sí es un color que vemos más
Grabado del s.XVIII que representa
el retablo de la mencionada imagen de
Ntra. Sra. de la Soledad.
Foto: Wikipedia
frecuente vistiendo a María Santísima. Con el negro sucede casi como con el azul: raro es el ajuar de una dolorosa que no tenga un manto y/o saya negro. Si bien esto no sucede porque el negro sea un color mariano, como el azul, sino por el surgimiento mismo de la iconografía de la dolorosa barroca, que es el tipo de imagen de dolorosa que se sigue viendo hoy día.
Y es que, aunque ya hay ejemplos de la dolorosa anteriores, especialmente en el periodo del arte gótico (más a partir del siglo XIV) cuando, con la mayor importancia que empieza a ganar el retablo, la representación de los Misterios Gloriosos de María pierde peso a favor de la representación de los Misterios Dolorosos, empezando a ser frecuentes por ejemplo las representaciones de Calvarios en escultura y pintura (se me vienen a la mente por ejemplo Gil de Siloé en el retablo de la Cartuja de Miraflores o algunas pinturas de Roger van der Weyden), la iconografía de la dolorosa actual viene del siglo XVI, concretamente de Gaspar Becerra y en concreto de una imagen, la primera imagen bajo la advocación de Nuestra Señora de la Soledad en España, que se considera fue la del Convento de Nuestra Señora de la Victoria de Madrid. El escultor nacido en Baeza concibió, por encargo de Isabel de Valois, esposa de Felipe II, una imagen de vestir inspirada en un cuadro que la reina trajo de Francia, imagen que fue vestida por la Camarera de la propia reina, la Condesa Viuda de Ureña, que vistió a esta imagen precisamente con uno de sus trajes de viuda. El cercano Concilio de Trento, que animó a buscar la piedad del fiel conmoviéndolo a través de las imágenes, se adueñó de este prototipo que se popularizaría en el Barroco y desde entonces, las imágenes de la Virgen dolorosa seguirían el

Dolorosa de Sisante (Cuenca)
obra de Luisa Roldán
modelo de Becerra y vestirían más o menos acorde al luto de la Corte, si bien con el tiempo ha derivado, al menos mucho más en Andalucía, con imágenes de la Virgen más “aniñadas” y con los actuales ajuares más ricos, con bordados y con la presencia de más colores y abandonando el rostrillo. No obstante fuera de nuestras fronteras hay Vírgenes que conservan esta forma de vestir (me permito poner esta Dolorosa de Sisante, Cuenca, magnífica obra de Luisa Roldán que hace pareja con una de las mejores imágenes barrocas de Jesús Nazareno también de La Roldana), algunos imagineros del pasado siglo tallaban acorde a dicho modelo (hay cierta imagen de una Hermandad y localidad de cuyo nombre no quiero acordarme que tenía rostrillo originariamente) y en Andalucía quedan ejemplos como la Virgen de la Presentación de la Cofradía Universitaria de Córdoba, bellísima imagen de González Jurado, que es vestida acorde a este gusto historicista.

Terminando de mencionar que, aunque especialmente en otras advocaciones se haya pasado a usar otros colores, el negro ha permanecido como el color “oficial” de dos muy populares advocaciones marianas: la Virgen de los Dolores y la Virgen de la Soledad, siendo color identificativo de las Hermandades que las veneran (por cierto, la Orden Servita, muy devota de la Virgen de los Siete Dolores, viste hábito negro también).
Es por esto que en muchas localidades el negro en Semana Santa es sinónimo de Dolores y, como en el caso de mi localidad, lo es de una Hermandad, la del Santo Sepulcro, por múltiples motivos: es el color del Viernes Santo, es el color del duelo y es el color representativo de la Virgen de los Dolores, titular mariana de la Hermandad.
Virgen de la Presentación de Córdoba
Foto: Cordópolis.

El apunte musical: la música del color negro, como hemos mencionado, es sin duda el propio silencio. Ninguna mejor relación musical habría para este color, si acaso solo roto por el sonido del muñidor (como en el caso de la Mortaja de Sevilla) o por el acompañamiento de las tradicionales "saetillas", de la música de capilla.

Resumimos:
Negro: oscuridad, muerte, tristeza, luto, duelo y austeridad. Color para las cofradías de mayor rigor, sea cual sea su advocación. Especialmente sería un color para cofradías que venerasen las advocaciones del Traslado al Sepulcro, Mortaja, Santo Sepulcro o Santo Entierro, Dolores y Soledad.
En las imágenes de María es el color idóneo, casi imprescindible, para estas dos últimas advocaciones (Dolores y Soledad), aunque pueda servir para vestir a cualquier imagen de la Dolorosa, como sería muy válido por ejemplo hacerlo para la festividad de los Difuntos en noviembre (dicho así, de las modas de cambio de vestimenta actuales solo el blanco veraniego y el traje de hebrea cuaresmal no tienen sentido litúrgico, simbólico ni iconográfico alguno).
No sería muy recomendable su uso en imágenes de Cristo, sobre todo en imágenes que representen instantes de la Pasión con Cristo vivo (y ya ni que decir en cofradías como Entrada Triunfal o Sagrada Cena), y por supuesto un color a evitar en cofradías de Gloria (Resurrección incluida).

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